El altar del Che en Santa Clara (+ Fotos y Video)

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Por: Dianet Doimeadios Guerrero, Ismael Francisco

“La hora definitiva” lo aguardaba, inaplazable. Más allá de la piedra y el lodo, de la sed y el asma, de los hermanos caídos y el sacrificio, del delator y los asesinos, “que aún no comprenden”. Pero el Guerrillero se impuso. Guevara sobrevivió a la muerte.

Aceptó el desafío de las leyendas, porque iba a nacer de todas formas, dicen los poetas. En la ruta que une Vallegrande y La Higuera. Allí, donde fue expuesto con “los ojos vivos e invictos”, y la barba tupida. Donde Osinaga lavó el cuerpo y “beatificó” el alma. “Era como Cristo”, figura la enfermera cada vez que le preguntan. Iba a nacer en “otras tierras del mundo” o en una fosa común “sin distinciones”.

Nace hoy, en Santa Clara, desde la piedra viva y junto a la tropa. En el sitio donde un Comandante insiste en rendirle cuentas “al Jefe”; y un niño ruega a sus padres que lo alcen, “para besarlo”. El Che perdura cada vez que lo evocan o le rezan.

Emerge cuando Jorge Manuel Ojeda Cabrera, el administrador de la Plaza, acaricia los claveles rojos, “las flores más duraderas que hemos encontrado para que resistan el frío y la llama”; cada vez que el jardinero deja a lo largo del camino helechos y mariposas, que “son tributos pa´ mi Che”.

Flores para tu altar

La flor de “Chichina”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

En octubre de 1997, días después del regreso definitivo del Che a Santa Clara, María del Carmen Ferreyra envió desde Argentina una flor para Ernesto, su primer amor. Una ofrenda para el novio que poco demoró en proponerle matrimonio y “una luna de miel de mochileros por América Latina”. Aquel que despidió, aunque le siguiera fascinando “su físico obstinado y su carácter antisolemne”.

La flor de “Chichina” inició la “especial colección” que Adalys Méndez Gaspar cuida y conserva con celo en el Conjunto Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara. “No son objetos históricos, son valiosos recuerdos que las personas le han traído al Che, que han dejado aquí, junto a él”, ilustra la conservadora a la que no pudimos arrebatarle más palabras.

Más de mil objetos han traído personalidades, amigos, seguidores y “devotos” del Che a Santa Clara, tal y como hacen quienes buscan al “almita milagrosa” allá donde lo nombran “San Ernesto de la Higuera”. Porque quien desee encontrar a Ernesto Che Guevara tiene que buscarlo en la tierra donde dejó las memorias del sueño y los sueños de la memoria.

Tributos que son historias

“El matrimonio dejó a Julia junto al Che y se llevaron con ellos una palma real, para plantarla en la tumba de la joven en Alemania”, cuenta Ismary. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Gracias al apoyo del grupo de solidaridad Cuba-Alemania, los padres de Julia trajeron la foto más linda de su hija, con una frase Bertolt Brecht al pie, y la vasija de barro que siempre la acompañaba, su bien más preciado. “El matrimonio dejó a Julia junto al Che y se llevaron con ellos una palma real, para plantarla en la tumba de la joven en Alemania”, cuenta Ismary Fernández Sáenz, especialista principal del Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara.

Hebe de Bonafini, la abuela de Plaza de Mayo, dejó uno de sus pañuelos. Vino un día con Alejandra, su hija, y dijo: “Realmente ustedes no imaginan cuánto nos han torturado, cuánto nos lastiman”. Alejandra venía con la mandíbula desprendida a recuperarse a Cuba.

La colección Tributo se forma a partir del año 1997, espontáneamente, explica Ismary. “Algunas de las personas que venían a verlo traían pertenencias, símbolos de ellos, para dejarlos aquí. Y así comienza a formarse la colección, sin ninguna intención, de hecho no hay nada en el Museo que la regule”, asegura la Doctora en Historia.

Hay fotografías, banderas, gallardetes, una Virgen de la Caridad del Cobre, velitas, poemas, canciones, tierra de Alta Gracia y del altiplano boliviano. Una cinta albiceleste ata un ramo de “espuelas de caballero” y un niño de 8 años le escribe desde Argentina.

Desde Argentina, “espuelas de caballero” para tu altar. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

“La envió con sus padres y en ella se lee cuánto se tergiversa la tranquilidad ciudadana de nuestro país en otras tierras. Él le dice a “Ernestito” que cuando pueda venir lo hará, aunque le pase un camión por encima, y le pide que cuide a sus padres mientras estén en Cuba”, revela Ismary.

Están las charreteras de una “camilita”, que prometió traérselas al Che si cogía la carrera de Medicina. La estudiante hizo realidad su sueño, pero tardó en cumplir la promesa. Cuentan que enfermó e insistía en decir que su padecimiento inmunodepresor la agobiaba porque no había cumplido con el Che.

“La madre vino. Llegó en la noche a Santa Clara y esperó a que amaneciera en vilo, a las afueras de la Plaza, para entregar las charreteras. Luego, la señora nos mandó a decir que su hija se había recuperado, gracias a otro milagro del Che”, dice la especialista que lleva 17 años en el Complejo.

Entre tantos trozos de alma hay unas llaves símbolo de la resistencia. “Durante la dictadura de Pinochet, un chileno prometió que si salía vivo le llevaría las llaves de la celda al Comandante Guevara dondequiera que estuviera. El hombre logró apoderarse de las llaves de su prisión y fue libre. Años después, el símbolo llegó a Santa Clara.

“De él no se sabe el nombre, porque de la historia no quedó constancia escrita. Al principio, la gente venía y dejaba las cosas sin decir su nombre, ni entrar en detalles, creo que solo se la contaban a él”, comenta Faustino Moriano, museólogo.

Un ruso, “que aparentaba ser un extranjero más, vino un día con una bola redonda, transparente, que tiene el escudo de seguridad ruso en su interior”, cuentan. Tiempo después regresó a presentar su libro de testimonios Acerca del Che Guevara. Supimos entonces que aquel hombre era el escritor Nikolái Leónov.

“Esta historia me conmueve”, asegura Ismary. La protagoniza Lena Vicente, la hija de uno de los guerrilleros. “Ella descubre que su papá había sido combatiente de la guerrilla del Che en Bolivia cuando ya era una joven madura, por temor a la represión su mamá le había ocultado durante toda una vida que su papá era Casildo Condorí Coche (Víctor). Entonces decidió venir y traer este búcaro de plata, con flores y dos banderas, una boliviana y la otra, cubana”, detalla la Doctora.

Hay una piedra sin pulir, sobre la cual obreros metalúrgicos de la antigua Checoslovaquia forjaron una flor. Un Premio Lucas que ganó Tony Menéndez. Pelotas de béisbol, bombillas de mate, una copa donde está grabado el rostro del Argentino, collares, dibujos de la infancia, una bicicleta, símbolo de los desaparecidos en Rosario.

Moriano recuerda a la pareja de brasileños que ofrendó el anillo de bodas. Adalys muestra la foto de un joven. En el reverso, un amigo escribió: “Anthony Rouquette, fallecido de un ataque cardíaco jugando al fútbol, el 18 de enero de 2012. El Che era su ídolo, ahora podrán hacer revolución juntos. Hasta siempre, Riquito”.

No hay reposo. La imaginación popular hace presencia santa de un hombre real, que convoca y forja ciertos temples del alma. Millones de peregrinos han acudido a sus “guerrilleros huesos”, en busca de una fuerza que protege y provee. En una Plaza en Santa Clara —tribuna, refugio y altar para un hereje de todos los dogmas— nacen ofrendas del amor y la fe.

Ofrendas para el Che en Santa Clara. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Lena, la hija del guerrillero boliviano Casildo Condorí Coche, trajo un búcaro con flores y dos banderas. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Ismary Fernández Sáenz, especialista principal del Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
El Premio Lucas que Tony Menéndez ofrendó al Che en Santa Clara. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
La flor de “Chichina” inició la colección que Adalys Méndez Gaspar cuida y conserva con celo. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
En una Plaza en Santa Clara —tribuna, refugio y altar para un hereje de todos los dogmas— nacen ofrendas del amor y los credos. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Jorge Manuel Ojeda Cabrera, el administrador de la Plaza. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Quien desea encontrar a Ernesto Guevara tiene que buscarlo en la tierra donde dejó las memorias del sueño y los sueños de la memoria. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
El Che en Santa Clara. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

En video, la Plaza del Che en Santa Clara

 

Fuente: cubadebate

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