Rusia tiene que estar preparada y elaborar un ‘antídoto’ contra los nuevos desafíos militares del siglo XXI, opinan Andréi Ilnitski, consejero del Ministerio de Defensa de Rusia, y Alexandr Lósev, miembro del Consejo para Política Exterior y Defensa de Rusia.
En su artículo publicado por el portal ruso Gazeta.ru, los autores afirman que en caso de que se produzca una fuerte escalada de tensión geopolítica que amenace los intereses vitales de EEUU, Washington puede decantarse por desencadenar un conflicto a gran escala contra una potencia nuclear.
“Es muy probable que la guerra empiece con el lanzamiento del llamado Ataque Rápido Global, elaborado en EEUU en los años 90 del siglo pasado”.
El Ataque Rápido Global prevé realizar un ataque masivo contra el enemigo en primer lugar con armas convencionales y, tras unos minutos, con misiles de crucero de alta precisión para privar al enemigo de su potencial nuclear y no darle la oportunidad de responder.
Los autores destacan que muchos expertos extranjeros pronostican que el ‘candidato’ más probable para el ensayo general del Ataque Rápido Global es Corea del Norte.
La posibilidad de este desenlace obliga a desarrollar altas tecnologías, especialmente tecnologías aeroespaciales, atómicas, energéticas, digitales, de información y de muchas otras esferas relacionadas con la defensa nacional.
“Nuestro objetivo es ponernos por delante lo antes posible en ámbitos vitales (…) Necesitamos desarrollar tecnologías de defensa de uso doble”, recalcan.
Según Ilnitski y Lósev, estas tecnologías son los misiles hipersónicos, los sistemas espaciales, las plataformas de lanzamiento, las tecnologías nucleares, la inteligencia artificial y los vehículos aéreos no tripulados. Además, las tecnologías de defensa pueden convertirse en un futuro en una plataforma para el desarrollo de nuevas tecnologías civiles.
“Para ello hay que reunir los recursos del complejo militar industrial y los de distintos institutos militares con los de la ciencia civil y los negocios, preparar nuevos cuadros, elevar el nivel de enseñanza, incrementar el papel de las escuelas físico-matemáticas y los institutos avanzados de ingeniería, así como planear el desarrollo científico en ámbitos clave con decenas de años de anticipación”.