Miles de personas -alrededor de 20.000, según las estimaciones de la propia policía belga- se manifiestan por las calles de la capital belga en un día lluvioso y frío para denunciar la vulneración de los derechos fundamentales en Cataluña y pedir a la Unión Europea que medie en la crisis catalana tras las elecciones.
Nunca una movilización de estas características ha habido tal afluencia de gente que ha llegado en aviones, buses, coches particulares, trenes a la capital belga.
Es la típica movilización, en el corazón de Europa como gusta llamar a los institucionalistas, que no les hace una pizca de gracia a Don Mariano.