Por Richard Ruíz Julién
Addis Abeba, 1 jul (PL) Etiopía, dispuesta hoy a buscar soluciones inminentes ante la falta de medios humanos, materiales o capacidades en el sector de la salud, confió desde hace décadas en la ayuda de Cuba para mejorar los indicadores sanitarios.
Las autoridades etíopes reconocen que la cooperación de la isla caribeña, así como de otras agencias internacionales, aún son ‘determinantes’ para que se puedan mitigar los desafíos en este campo.
Y no solo con donaciones, sino también con ayuda técnica, formación o la aportación de personal cualificado, como lo viene haciendo La Habana desde principios de la década de 1970.
En ese contexto, gran parte de la brigada médica cubana que labora en esta nación del denominado cuerno africano celebró la Jornada Científica Regional, que agrupó una síntesis de estudios sobre el panorama de salud en Etiopía, un reto para estos profesionales que a menudo se enfrentan a enfermedades nunca antes vistas en el hemisferio occidental.
Los materiales presentados abarcaron amplios espectros, desde una revisión de las autopsias realizadas para niños prematuros y de bajo peso al nacer en los últimos dos años, hasta patrones de accidentes de tráfico, patologías renales pediátricas más recurrentes y tumores de glándulas salivares, su aumento y compartimiento en la población.
También los galenos destacaron algunos de los aportes hechos al sistema de salud durante el período de colaboración, como es el caso de la retoperitoneoscopia, o cirugía renal mínimamente invasiva, implementada por primera vez aquí gracias a la asistencia de especialistas de Cuba.
A su vez, se disertó sobre las variantes de anestesia más recomendadas a la hora de aplicar en el paciente etíope, las vías de tratamiento eficaces en determinadas tumores malignos, como el condrosarcoma grado I en el paladar óseo y el cáncer de vejiga.
No faltaron presentaciones relacionadas con reconstrucciones de rostros realizadas por maxilofaciales a ciudadanos atacados por hienas, un animal muy común en esta geografía; casusas más frecuentes de la mortalidad infantil, que asciende actualmente a 51,1 fallecidos por cada mil nacidos vivos, y los beneficios de las intervenciones quirúrgicas urológicas de poca invasión, un campo prácticamente inexplorado en el país.
Mientras las enfermedades transmisibles (VIH, tuberculosis, malaria…) siguen siendo la mayor fuente de preocupación, crece la incidencia de problemas de salud no transmisibles (obesidad, diabetes, hipertensión, adicciones…) en especial en las áreas urbanas.
Pero en un territorio donde más de uno de cada cuatro habitantes no come lo suficiente, las consecuencias derivadas de la desnutrición minan todos los esfuerzos por proteger la salud de los residentes.
El doctor Enrique Solano, jefe de la misión cubana, cree, de todas formas, que la prevención y la educación sanitaria serán clave para superar todos estos retos.
Y es por eso que Etiopía está ante una oportunidad. ‘Más de un tercio de la población está en las aulas. Es preciso trabajar en esos grupos para conseguir efectos a corto y a largo plazo. Controlar los problemas nutricionales o de salud e intervenir, es urgente’, sostiene.
Por ejemplo, vacunando. O haciendo tests del VIH y tratando los casos detectados.
También, indica la especialista en nefrología pediátrica, Clara Álvarez, podrían promocionarse más hábitos saludables.
‘Llegaremos en el mejor momento para educar, entre los cinco y los 10 años. Queremos explicarles los riesgos de prácticas sexuales, del consumo de sustancias, de la violencia… Cuando tienen 50 años ya no nos escuchan, y no es momento de provocar cambios de conductas, sino de dar servicio’, argumenta.
‘Una generación concienciada es una generación sana. Y la salud y la educación son los dos pilares del desarrollo. Necesitamos n cualquier parte del mundo de una juventud que pueda marcar la diferencia y dar un crecimiento económico sostenible. Contribuir a ello es nuestro sueño como profesionales de la salud’, concluyó Solano.