Una de cal y otra de arena. Por un lado, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Yves Le Drian, admitió el domingo en Radio France-Inter que Bashar Al-Assad había ganado la guerra (“civil”, la calificó).

Pero por el otro, pasó a amenazarle otra vez abiertamente: no “ganará la paz” aunque el ejército sirio retome Idlib, el último bastión terrorista, sin una solución política “ayudada” por los mediadores internacionales, lo que significa que nunca dejarán a Siria en paz porque ahora, cuando la solución militar les ha fallado, pasan al plan B, la solución política.

Dicha solución consiste en aceptar lo que impongan los “mediadores internacionales” que ni son mediadores sino uno de los bandos de la guerra, ni son internacionales. Si la guerra ha sido “civil”, ¿por qué la paz debe ser internacional?

En un aspecto el ministro francés tenía razón: sostuvo que la victoria militar no resuelve los problemas que desencadenaron la guerra hace siete años. En efecto, Siria no ha acabado con el imperialismo sino sólo con uno de sus tentáculos.

Como el imperialismo no puede dejar en paz a Siria, el ministro volvió a amenazar al añadir que occidente tomaría represalias si se usan armas químicas contra civiles en la inminente batalla por Idlib.

Dado el empleo de armas químicas no es otra cosa que una invención de tipejos como Le Drian, queda claro que en Siria los imperialistas se consideran con las manos libres para hacer y deshacer lo que les de la gana en cualquier momento y que se inventarán tantos ataques químicos contra la población civil como sean necesarios.

Le Drian fue bastante explícito respecto a lo que se traen entre manos. Este mes Francia acudirá a la Asamblea General de la ONU para promover “una solución pacífica” que actualmente está negociando con las fuerzas de mantenimiento de la paz de la región. Se refería a Rusia, Turquía e Irán, a las que trata de presionar para que a su vez presionen al gobierno de Damasco a fin de iniciar conversaciones políticas después de que termine la guerra.

Sin embargo, Francia no tiene ninguna baza en su manga para permitirse el lujazo de “presionar” a Rusia. Sería el primer caso en la historia en que un bando pretende negociar algo después de su derrota.

En Siria el imperialismo no está en condiciones de negociar nada; sólo de amenazar y por eso Estados Unidos está concentrando una importante fuerza naval en el Mediterráneo oriental.

A finales de agosto, el Presidente francés Macron siguió con las amenazas al declarar que estaba dispuesto a realizar nuevos ataques aéreos contra Siria si Damasco utilizaba armas químicas.

El presidente francés repitió otro argumento ya muy gastado por siete años de guerra infame: el del cínico recurso al humanitarismo. Dijo que temía una grave crisis humanitaria en Idlib, algo que ya escuchamos cuando se produjo la batalla de Alepo y el Presidente de Francia era otro.

Desde el mes pasado Rusia viene advirtiendo sobre otra provocación química por parte de Al-Qaeda y los Cascos Blancos para suscitar las represalias de los imperialistas.

Hace una semana, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, dijo que los terroristas introdujeron de contrabando ocho latas de cloro gaseoso en una aldea al suroeste de Idlib para acusar al gobierno sirio de utilizar armas químicas contra civiles.

En Siria todo suena ya a gastado, manipulado y repetido; incluso la muerte.

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