Explican la ausencia de huellas extraterrestres en el universo

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Explican la ausencia de huellas extraterrestres en el universo

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Tres astrofísicos estadounidenses han propuesto un nuevo enfoque hacia la paradoja de Fermi, que acentúa la contradicción entre las estimaciones que otorgan una alta probabilidad de existencia de otras civilizaciones inteligentes en el universo observable y la ausencia de evidencia de las mismas.

Los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania han creado un modelo para evaluar cuánto trabajo ha sido llevado a cabo para encontrar alienígenas en el universo.

En particular, han comparado los esfuerzos en el marco del proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) con el alcance teórico de búsqueda que hay que emprender antes de que los científicos lleguen a creer en la probabilidad de que la vida extraterrestre no exista.

“En el cielo podría haber radioseñales claras y obvias bien divulgadas, pero no las conoceríamos, porque nuestra capacidad de búsqueda es muy baja por el momento”, señalaron.

Tras desarrollar la “metáfora sobre un pajar cósmico multidimensional, el proyecto SETI busca ‘agujas’ alienígenas”. En ese sentido, los investigadores comparan el volumen del espacio ya estudiado con una bañera en los océanos del mundo. Y suponen que existen ‘agujas’ de diferentes tipos para buscar.

Continuando con la metáfora, los científicos concluyen que es necesario revisar el ‘pajar’ completo para determinar que no hay ‘agujas’. Encontrar al menos una sería prueba suficiente de la existencia de vida extraterrestre.

Fuente: rt

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Miguel Hernández… «Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye.»

«Ya sabéis, compañeros en penas, fatigas y anhelos, que la palabra homenaje huele a estatua de plaza pública y a vanidad burguesa. No creo que nadie entre nosotros haya tratado de homenajear a nadie de nosotros hoy, al reunirnos, en la sabrosa satisfacción de comer como en familia. Se trata de otra cosa. Y yo quiero que esta comida no dé motivo para pronunciar palabras de significación extraña de nuestro modo de ser revolucionario. Esta comida es justo premio a los muchos merecimientos hechos en su vida de espectro por uno de nosotros, durante los veinticinco días que ha conllevado consigo mismo, con la paciencia de un muerto efectivo, allá, en la ultratumba de esta cárcel. El hambre que he traído de aquella trasvida fantasmal a esta otra vida real de preso: el hambre que he traído, y que no se me va de mi naturaleza, bien merece el recibimiento del tamaño de una vaca: Eso sí; como poeta, he advertido la ausencia del laurel… en los condimentos. Por lo demás, el detalle del laurel no importa, ya que para mis sienes siempre preferiré unas nobles canas. Quedamos, pues, en que hoy me ha correspondido a mí ser pretexto para afirmar, sobre una sólida base alimenticia, nuestra necesidad de colaboración fraterna en todos los aspectos y desde todos los planos y arideces de nuestra vida. Hoy que pasa el pueblo, quien puede pasar, por el trance más delicado y difícil de su existencia, aunque también el más aleccionador y probatorio de su temple, quiero brindar con vosotros. Vamos a brindar por la felicidad de este pueblo: por aquello que más se aproxima a una felicidad colectiva. Ya sabéis. Es preciso que brindemos. Y no tenemos ni vino ni vaso. Pero, ahora, en este mismo instante, podemos levantar el puño, mentalmente, clandestinamente, y entrechocarlo. No hay vaso que pueda contener sin romperse la sola bebida que cabe en un puño: el odio. El odio desbordante que sentimos ante estos muros representantes de tanta injusticia: el odio que se derrama desde nuestros puños sobre estos muros: que se derramará. El odio que ilumina con su enérgica fuerza vital la frente y la mirada y los horizontes del trabajador. Pero, severamente, cuidaremos en nosotros que este odio no sea el del instinto y la pasión irrefrenada. Ese odio primigenio sólo conduce a la selva. Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye. Vamos, pues, a brindar». Miguel Hernández

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