Sin sorpresas, y mientras Ucrania y sus socios occidentales continúan denunciando las elecciones celebradas el domingo, las comisiones electorales de la RPD y la RPL confirmaron las victorias de Denis Pushilin y Leonid Pasechnik respectivamente, por lo que, al margen de los comunicados internacionales de condena, Donetsk y Lugansk solo ratificaron la continuidad política. Apartados de las papeletas todos los candidatos que pudieran poner en cuestión el actual proceso de Minsk, las elecciones se han convertido en un elemento más para la propaganda ucraniana y estadounidense en su afán por demonizar todo aspecto de la RPD y la RPL.
Desde el lado ucraniano, Reuters recogía las declaraciones de Petro Poroshenko, que se jactaba del no reconocimiento de las elecciones por parte de los países occidentales (algo que nadie esperaba, ya que la RPD y la RPL han aceptado desde el principio la necesidad de desarrollar sus estructuras al margen de imposibles reconocimientos occidentales). “Esta reacción claramente muestra que, por una parte, estas elecciones no van a ser reconocidas por nadie. Es una brutal violación de los acuerdos de Minsk”, afirmó Poroshenko utilizando un término que posiblemente sea más apropiado para calificar cuatro años de bloqueo bancario e impago de pensiones.
Mientras tanto, frente a la posibilidad de reconocimiento de las elecciones que planteaba la semana pasada Irina Gerashenko, Rusia ha mantenido un perfil relativamente bajo en este proceso. Después de insistir durante semanas que las elecciones no infringían los acuerdos de Minsk, que únicamente mencionan las elecciones locales, repetidamente pospuestas a la espera de un acuerdo con Ucrania, la reacción oficial rusa ha sido similar a la de hace cuatro años. Sin llegar a reconocer los resultados, el portavoz del presidente ruso ha vuelto a mostrar la comprensión de Moscú hacia la organización de las elecciones y otros procesos políticos en el marco de la RPD y la RPL.
Así lo recogían ayer los medios rusos:
El Kremlin ha mostrado su comprensión ante las elecciones celebradas en las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donbass, según afirmó Dmitry Peskov, portavoz del presidente ruso Vladimir Putin.
“Saben que nos estamos refiriendo a las dos Repúblicas que han sido rechazadas por Ucrania y que se encuentran en un estado de completo embargo. La parte ucraniana no implementa los acuerdos de Minsk. Así que, por supuesto, en estas condiciones, también con la amenaza de reanudación del escenario de la violencia, evidentemente estas Repúblicas no han tenido otra opción que organizarse por su cuenta, simplemente para garantizar su propia supervivencia, la vida de la población y las obligaciones sociales hacia esas personas que fueron abandonadas por su país”, afirmó Peskov según cita RIA Novosti.
El secretario de prensa también añadió no tener información sobre si el presidente Putin había felicitado a Denis Pushilin y Leonid Pasechnik por ganar las elecciones.
“Por supuesto, Rusia hace, y pretende seguir haciendo, todo lo que está en su mano y todo lo que se le exige para garantizar el cumplimiento de los acuerdos de Minsk, porque es la única base para una solución política a la situación en el sudeste de Ucrania”, afirmó Peskov ante la prensa.
A la pregunta de cuáles son los límites de la influencia rusa en la RPD y la RPL, Peskov respondió que se trataba de “una pregunta muy abstracta”
En sus respuestas, Peskov no niega la influencia rusa sobre Donbass, algo evidente no solo en términos políticos –la influencia de Surkov en Donetsk y Lugansk es evidente y pocos niegan que fue su mediación la que coordinó la convocatoria electoral conjunta en ambas Repúblicas- sino también en términos humanitarios, Rusia no ha dejado de enviar ayuda humanitaria a Donbass desde 2014, y económicos. Además de abrir el mercado ruso a los productos de la industria de Donbass que ha podido mantenerse a pesar de la guerra, es más que probable que el dinero de los sueldos públicos y las pensiones de la RPD y la RPL proceda, al menos en parte, de Rusia.
Sin embargo, sin negar esa influencia, que en este caso se ha utilizado para garantizar que las autoridades de Donetsk y Lugansk se mantengan abiertas a continuar con los acuerdos de Minsk en ese proceso estancado desde su nacimiento, las palabras de Peskov confirman otra vez que la postura rusa no ha cambiado. Al igual que sucediera con el reconocimiento de los documentos expedidos por las Repúblicas Populares –que Kiev condenó como una forma de reconocimiento político-, la aceptación del funcionamiento de Donetsk y Lugansk como entidades políticas separadas de Ucrania no supone un reconocimiento de la RPD, la RPL o siquiera un reconocimiento oficial de los resultados electorales, que para Rusia suponen únicamente el mantenimiento del statu quo en una región aislada por la guerra y por un bloqueo económico que dura ya cuatro años.