La crisis por la situación en el mar de Azov, que en realidad no responde a riesgo de escalada militar alguna pero que está siendo utilizada políticamente como si ese riesgo existiera, ha coincidido en el tiempo con otra crisis anterior que ahora vuelve a la actualidad. Hace unas semanas, en su visita a Moscú, John Bolton, asesor de seguridad nacional de Donald Trump, afirmó haber explicado a Rusia el motivo y la justificación de la retirada estadounidense del acuerdo de desarme de misiles nucleares tácticos (INF), movimiento muy criticado por Moscú, que defiende que tratados como este son de interés tanto de Rusia como de Estados Unidos y también de la Unión Europea, cuya seguridad se vería afectada por un posible rearme nuclear.

Sin ninguna intención de Estados Unidos de mantenerse en el tratado -en parte porque es vinculante para Rusia y Estados Unidos, pero no para China, potencia que la administración Trump considera su verdadero rival-, Washington y la OTAN plantean a Rusia un ultimátum: aceptar su culpa o atenerse a las consecuencias. Como ya ocurriera con el acuerdo nuclear con Irán, Washington busca culpar a la otra parte del fracaso de un tratado que hace tiempo que quiere romper.

Acusaciones contra Moscú

Artículo Original: Colonel Cassad

  1. El tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto INF) ha sido clave para mantener la seguridad de la OTAN durante más de 30 años.
  2. Los aliados han concluido que Rusia ha desarrollado y desplegado un sistema de misiles, el 9M729, que viola el tratado INF y supone un riesgo significativo para la seguridad euroatlántica. Apoyamos firmemente la conclusión de Estados Unidos de que Rusia está violando sus obligaciones según el Tratado INF.
  3. Durante más de cinco años, los aliados y especialmente Estados Unidos han planteado repetidamente su preocupación con la Federación Rusa, tanto de forma bilateral como multilateral. Como afirmamos en la declaración de la cumbre de Bruselas en julio, Rusia ha respondido a nuestra preocupación con desmentidos y ofuscación. Rusia solo ha reconocido la existencia del sistema de misiles recientemente, aunque sin la transparencia y explicaciones necesarias.
  4. Estados Unidos continúa cumpliendo completamente sus obligaciones según el Tratado INF desde que entrara en vigor. Los aliados han insistido en que esta situación en la que Estados Unidos y otras partes se rigen por el Tratado y Rusia no lo hace no es sostenible.
  5. Las infracciones rusas minan las bases de un control de armamento efectivo y mina la seguridad de la Alianza. Es parte del patrón de comportamiento de Rusia que pretende debilitar la arquitectura de seguridad euroatlántica.
  6. Los aliados están comprometidos a preservar la estabilidad estratégica y la seguridad euroatlántica. La OTAN continuará garantizando la credibilidad y efectividad de la estrategia de contención y defensa de la Alianza.
  7. Continuaremos consultándonos entre nosotros regularmente con el objetivo de garantizar nuestra seguridad colectiva. Continuaremos observando de cerca el despliegue de misiles de rango intermedio por parte de Rusia.
  8. Los Aliados están comprometidos con el mantenimiento de un control armamentístico efectivo, desarme y no proliferación. Por lo tanto, continuaremos aplicando, apoyado y reforzando el control de armas, desarme y no proliferación como elemento clave de la seguridad euroatlántica, teniendo en cuenta el presente marco de seguridad.
  9. Seguimos aspirando a una relación constructiva con Rusia, cuando la actitud de Rusia lo haga posible. Como reafirmamos en la Cumbre de Bruselas, seguimos abiertos al diálogo con Rusia, también en el marco del Consejo OTAN-Rusia.
  10. Apelamos a Rusia a volver urgentemente al cumplimiento verificable. Ahora está en manos de Rusia preservar el Tratado INF.

NATO.int

En resumen, se trata claramente de un ultimátum en el que se exige a Rusia que realice concesiones de forma unilateral, ya que la postura oficial del Kremlin es que Rusia no ha violado el Tratado INF y toda acusación contra Rusia es una fabricación.

Ahora Rusia se ve ante un dilema: o reconoce haber cometido infracciones y hace concesiones a Estados Unidos y la OTAN (lo que supondría dar muestras de debilidad y sería percibido de forma negativa en el país e incluso fuera, ya que sería percibido como la aceptación de esa debilidad) o el Tratado se romperá en 60 días. Por supuesto, Rusia será culpada de ello, ya que no habrá “reconocido sus infracciones” y no habrá cumplido las exigencias del ultimátum de Washington.

Teniendo en cuenta que no se espera que Rusia acepte el ultimátum, las acusaciones contra Moscú son una forma de desviar la culpa por la ruptura del Tratado INF entre Rusia y Estados Unidos y también una manera de reiniciar definitivamente el rearme nuclear, algo de lo que también se ha acusado a Rusia.

La OTAN ni siquiera menciona la ausencia de China en este Tratado, ya que Pekín ya ha dejado claro que no firmó el tratado y no ve necesidad de cambiar su postura en este asunto.

En pocas palabras, la guerra fría sigue tomando impulso.

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