La Asamblea Nacional de Francia empieza a estudiar el proyecto de ley que endurece las condiciones de manifestación en este país europeo.
El primer ministro de Francia, Edouard Philippe, lo anunció el 7 de enero en la televisión; el Gobierno iba a presentar una ley que endurecía las condiciones de manifestación.
Se trata de una ley que los defensores de las libertades colectivas e individuales definen como ley anti “chalecos amarillos” y contra la que se manifiestan a las puertas de la Asamblea Nacional.
Para asociaciones, organizaciones ciudadanas, sindicatos e incluso partidos políticos, medidas como la instauración de un perímetro de seguridad en las manifestaciones solo busca dificultar la participación ciudadana en las protestas.
La creación de un fichero por parte de la policía de personas violentas es la puerta abierta a la arbitrariedad, y la prohibición de manifestar es un ataque contra un derecho constitucional.
Los que se concentran ante las ventanas de los diputados piden que se retire este proyecto de ley que definen como represivo. Exigen también la prohibición de la utilización por parte de la policía en las manifestaciones de armas que hieren gravemente y mutilan como las pelotas de goma y las granadas de dispersión.
El polémico proyecto gubernamental comporta también la posibilidad de proceder a registros no justificados en las manifestaciones y condenar a aquellos que participen en concentraciones no declaradas, como ha ocurrido con los “chalecos amarillos”, medidas que no acaban con la determinación de los ciudadanos por denunciar la política de Emmanuel Macron.
Juan José Dorado, París.