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Ha muerto la última esclava sexual de los colonialistas japoneses

El “feminismo” burgués, que se ha colado entre algunos movimientos como una plaga contagiosa, descubre su naturaleza de clase al poner en un primer plano a “la mujer” frente al “hombre” como una abstracción metafísica, una película de buenos y malos que atraviesa cualquier situación histórica y que siempre es igual a sí misma.

El feminismo saca a la “mujer” fuera de las clases y de las luchas de clases para ocultar lo fundamental: el contexto histórico y social en el que se producen determinados fenómenos, como las agresiones sexuales, por ejemplo, que están caracterizados por la dominación, que queda así encubierta.

Ocurre hoy en las empresas, entre los capitalistas y los trabajadores, y ha ocurrido siempre entre colonos y colonizados.

Las clases sociales, la lucha entre ellas y la historia que resulta de su evolución muestran un aspecto muy diferente de “la mujer” que tiene poco que ver con la caricatura del “feminismo” burgués y que silencia fenómenos como la esclavitud sexual de las mujeres coreanas bajo la dominación colonial japonesa.

No veremos a ninguna “feminista” de pacotilla recordar a Kim Bok-dong, que falleció ayer a los 93 años de edad y fue homenajeada por numerosos surcoreanos (hombres y mujeres) que desfilaron junto a su féretro hasta la embajada de Japón en Seúl.

Kim Bok-dong fue una de aquellas mujeres esclavizadas en los burdeles militares, no por “el hombre” sino por el colonialista japonés. Su servidumbre no empezó al nacer mujer sino al nacer el colonialismo en su país y, naturalmente, murió con él en 1945 gracias a una guerra que ganaron la URSS y los antifascistas de todo el mundo.

En sus lemas los manifestantes, que portaban mariposas amarillas, no gritaban contra “el hombre” sino contra el colonialismo: “Japón debe disculparse”, gritaban. “Japón debe indemnizar”, era otra de las consignas.

En 1945, después de la liberación, Kim Bok-dong dedicó todo el resto de su vida a la denuncia de lo ocurrido en su país entre 1910 y 1945. Es un ejemplo de mujer y un ejemplo de lucha feminista de verdad, que ninguno de esos “progres” recordará porque están volcados en preparar otra fiesta de las suyas para el próximo 8 de marzo.

FUENTEMPR

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