El Programa de Geoingeniería Solar de la Universidad de Harvard (EE.UU.) pretende rociar químicos —partículas de carbonato de calcio— en la atmósfera para atenuar la incidencia del Sol en la Tierra y de esta manera contribuir a frenar el cambio climático. Sin embargo, lo que parece ser una solución eficaz podría empeorar el problema, ya que altas dosis de estas sustancias influirían negativamente en los patrones climáticos de ciertas regiones.
En medio de este dilema, miembros de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard, en colaboración con el Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Universidad de Princeton, han descubierto que en dosis adecuadas este método podría traer beneficios sin causar desastres naturales significativos en áreas geográficas extensas, según detalla el portal Phys.org.
En un estudio publicado este lunes en la revista Nature Climate Change, los científicos utilizaron por primera vez un modelo de alta resolución para simular precipitaciones extremas y ciclones tropicales con el fin de medir el impacto potencial de la geoingeniería solar y comprender en mayor detalle qué regiones podrían experimentar las peores condiciones climáticas.
«La dosis produce el veneno»
Tras analizar las temperaturas extremas, las precipitaciones, la disponibilidad de agua y la intensidad de las tormentas, se logró determinar que, reduciendo a solo la mitad el calentamiento global, no solo se enfriará el planeta en su totalidad, sino que también se moderarían los cambios en la disponibilidad de agua y las precipitaciones extremas en muchos lugares, y se contrarrestaría más del 85 % del aumento de la intensidad de los huracanes.
«Algunos de los problemas identificados en estudios anteriores en los que la geoingeniería solar neutralizó todo el calentamiento son ejemplos del viejo adagio de que la dosis produce el veneno», manifestó David Keith, autor principal de la investigación.
De este modo, el modelo usado demostró que menos del 0,5 % de la Tierra vería los efectos del cambio climático. Según Peter Irvine, otro de los autores, con estos resultados han «desafiado» el supuesto de que la geoingeniería solar llevaría inevitablemente a ganar y perder. Para evitar un efecto negativo, solo es necesario calcular correctamente la cantidad de partículas de carbonato de calcio en la atmósfera.
«Este estudio muestra que una reducción más modesta del calentamiento global puede llevar a mejores resultados para el clima en general», concluye al respecto Kerry Emanuel, coautor del trabajo.