Rusia ha aconsejado a EE.UU. que evite una intervención militar en Venezuela, al rechazar las presiones de Washington al país sudamericano.
“Nos estamos enfrentando a una situación en la que la línea roja de Washington respecto a la crisis en Venezuela nos causa una creciente preocupación”, ha afirmado este martes el vicecanciller de Rusia, Serguéi Riabkov, a la agencia rusa de noticias RIA Novosti.
En una reunión mantenida con el enviado de EE.UU. para Venezuela, Elliot Abrams, en Roma, la capital de Italia, Riabkov ha aseverado a la parte estadounidense que los intereses de la Federación Rusa en Venezuela deben ser protegidos.
En lo que se refiere al reconocimiento del Gobierno legítimo del presidente venezolano, Nicolás Maduro, el vicecanciller ruso ha asegurado que Moscú considera constitucional la toma de posesión del mandatario venezolano tras unas elecciones transparentes.
“Para la Federación Rusa, el único presidente legítimo de Venezuela es Nicolás Maduro, quien llegó al poder tras unas elecciones legítimas, transparentes y bajo supervisión internacional. Los desarrollos posteriores también mostraron que las acciones de las autoridades venezolanas cumplieron con los requisitos de la Constitución” venezolana, ha afirmado el destacado funcionario ruso de Exteriores.
Asimismo, ha señalado que Rusia no reconoce la legitimidad del líder golpista Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional (AN) venezolana —declarada en desacato en 2016—, quien el pasado 23 de enero se autoproclamó, con apoyo de EE.UU., “presidente interino” de Venezuela, para luego indicar que está posición de Moscú “no depende de cuántos países en el mundo siguen un curso contrario”.
El vicetitular de la Diplomacia rusa ha expresado, de igual modo, la disposición de su país a lanzar un proceso de diálogo entre la oposición y el Gobierno venezolanos, sin embargo, ha advertido que el diálogo entre ambos es solo posible siempre y cuando no intermedien presiones externas.
Rusia ha alertado, en múltiples ocasiones, de las catastróficas consecuencias que se pueden derivar de las injerencias foráneas, entre ellas una intentona golpista o una agresión militar —planteada por Washington— en Venezuela. Moscú opina que solo un diálogo intervenezolano puede atajar la crisis.