En un escenario político atravesado por las elecciones presidenciales, el movimiento obrero argentino lleva a cabo su primera batalla unitaria de 2019 contra el Gobierno de Mauricio Macri. En distintas ciudades del país todo el espectro gremial se movilizará en defensa de la «industria nacional» y el empleo.
La medida fue impulsada inicialmente por los sindicatos del sector industrial que son los más afectados por el modelo económico que ha provocado el cierre de fábricas y, sobre todo, pequeñas y medianas empresas. También participan de la protesta la Confederación General del Trabajo (CGT), las dos Centrales de Trabajadores de la Argentina (CTA) y movimientos populares.