Acuerdos antimigrantes de Donald Trump y López Obrador
Los Gobiernos de EEUU y México han expresado a través del Departamento de Estado de los EEUU un reforzamiento de la política antiinmigrante, después de un sainete en el que se amagaba con medidas arancelarias por un lado, y con una ola de patriotismo por el otro. Al final después de la farsa escenificada quedó claro el objetivo real de la negociación.
El mismo día que en el Senado de México inició la discusión final, para la aprobación del T-MEC o USMCA (Nueva versión del TLCAN en vigor desde 1994), el Presidente Trump anunció que como represalia a la debilidad del gobierno mexicano en el tema migratorio se impondrían medidas arancelarias a las exportaciones de México. Desde diciembre está colocado el asunto de hacer de México un “tercer país seguro”.
El gobierno, y el propio Presidente López Obrador efectuaron a partir de ese momento llamados a la “unidad nacional” en defensa de la soberanía; lo que resulta demagogia pura, pues al tiempo se sigue en curso con el T-MEC y otras medidas de colaboración, como la de enviar tropas mexicanas a participar con el Comando Sur de los EEUU en los ejercicios Tradewinds19.
Soberanía para el gobierno de López Obrador significa defender los intereses de los monopolios mexicanos, en tanto que no le importan los derechos de los trabajadores que son lesionados en ese tratado imperialista.
Pero las conversaciones entre Pompeo, titular del Departamento de Estado de los EEUU, y Ebrad, Secretario de Relaciones Exteriores de México, han finalmente mostrado que lo que está en curso es un pacto interestatal contra los migrantes. A reserva de los hechos que puedan discernirse en los próximos días no se descarta la aplicación de la política del “tercer país seguro”, aunque por la vía de los hechos en la parte pública del migratorio están ya presentes varias de sus características.
El Departamento de Estado de los EEUU anuncia que la Guardia Nacional de México contendrá el flujo migratorio en la frontera sur de México, y nuestro país se convertirá-para los que logren pasar- en una especie de campo de detención en la que los migrantes deberán esperar antes de conocer su situación migratoria. EEUU apoyará las medidas del gobierno mexicano en esa dirección: judiciales, policiales y “sociales”. De inmediato la Guardia Nacional moviliza 6000 elementos a la frontera sur para militarizarla, y se detienen algunos activistas solidarios con las caravanas migrantes, para los cuales exigimos su inmediata libertad. El aparatoso despliegue de la Guardia Nacional se suma a la presencia permanente del Ejército Nacional, la Policía Federal y los agentes del Instituto Nacional de Migración. Agravando la situación de los trabajadores migrantes, de por sí brutalizada por incremento de detenciones y deportaciones, redadas en hoteles y parques, uso del paramilitarismo y separación de familias.
Este acuerdo antiinmigrante es festejado por todos los monopolios, las cámaras empresariales, todos los partidos burgueses. La “unidad nacional” se manifiesta en defensa de los intereses de la burguesía y el tal anunciado mitin en defensa de la soberanía, efectuado en Tijuana, es para ondear la bandera del “libre comercio”, para lanzar loas al T-MEC y al Plan Integral de Desarrollo, eufemismo para nombrar la exportación de capitales de los monopolios mexicanos a Centroamérica. Así se presta un importante servicio al inicio de campaña por la reelección de Trump.
Tales medidas de ambos gobiernos son contrarias a los intereses de la clase obrera de toda América del Norte: sean trabajadores canadienses, de los EEUU, de México, o migrantes, en su mayoría de Centroamérica; por lo que no solo nos corresponde luchar contra tal política antiinmigrante, ejercer la más amplia solidaridad con los trabajadores de otras nacionalidades en su paso por México, sino además coordinar con los partidos comunistas y obreros de la región acciones para luchar contra el USMCA y en defensa de los intereses de la clase obrera.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Comité Central