EE.UU. está estudiando «toda la gama de opciones», incluida la variante militar, para contrarrestar a Irán tras los recientes ataques contra dos barcos petroleros en el golfo de Omán, según reveló en una entrevista con CBS News el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo.
«Confiamos en que podremos adoptar un conjunto de medidas que puedan restablecer la disuasión, que es nuestra misión», destacó el secretario de Estado. En respuesta a la pregunta sobre si EE.UU. está considerando una opción militar contra Irán, el secretario de Estado subrayó que «por supuesto».
Asimismo, Pompeo aclaró que la Administración del presidente no va a pedir el permiso del Congreso en caso de la implementación de su estrategia militar. «Siempre tenemos la autorización para defender los intereses estadounidenses«, dijo el secretario, asegurando que la Administración sólo tomará medidas que sean «legales».
No obstante, el secretario también subrayó que Washington no quiere empezar una guerra con Teherán y solo busca defender los intereses estadounidenses en el extranjero sin recurrir a la confrontación. «El presidente Trump dijo de manera muy clara que no quiere comenzar la guerra», añadió.
Pompeo acusa a Irán de los ataques a los petroleros
El pasado 13 de junio, medios iraníes y árabes reportaron un ataque contra dos embarcaciones petroleras, Front Altair y Kokuka Courageous, en el golfo de Omán. A falta de confirmación oficial, algunos medios apuntan que las explosiones a bordo de las naves se habrían producido tras un ataque con torpedos. EE.UU. y sus aliados —entre ellos, Reino Unido y Arabia Saudita— responsabilizan de lo sucedido a Irán.
El mismo día de los ataques Pompeo dijo que formaban parte de una «campaña» de «tensión creciente» lanzada por Irán y recalcó que representan una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. «El 22 de abril Irán prometió al mundo que interrumpiría el flujo de petróleo a través del estrecho de Ormuz. Ahora está trabajando para cumplir esa promesa», aseguró el diplomático estadounidense, que calificó las supuestas acciones de Teherán de «ataque» en respuesta a la «exitosa campaña de máxima presión» llevada a cabo por Washington.
Por su parte, Irán niega categóricamente cualquier relación con el incidente en el golfo de Omán y rechaza «las acusaciones infundadas» de Washington sobre su presunta implicación.
La escalada de tensión entre Teherán y Washington se remonta a la decisión de hace un año del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirar a EE.UU. del acuerdo nuclear internacional con Irán, para, posteriormente, establecer duras sanciones económicas enfocadas en el sector petrolero iraní.
En este sentido, Pompeo calificó de correcta la decisión del presidente Trump, de retirar a EE.UU. del acuerdo nuclear con Irán.