Tras dos semanas de juicio Edward Gallagher, suboficial de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, ha sido absuelto del delito de crímenes de guerra por un tribunal militar de San Diego, California, tras matar a un niño que estaba preso y herido durante una misión en Irak en 2017.
En el juicio la fiscalía presentó como prueba fotos tomadas por Gallagher y mensajes para establecer su culpabilidad. El suboficial envió a un colega el siguiente texto: “Una buena historia sobre esto. Lo conseguí con mi cuchillo de caza”, acompañado de una foto del cadáver del joven preso acuchillado.
Gallagher, de 40 años, también fue absuelto de dos intentos de asesinato de civiles irakíes con su rifle de francotirador, así como de obstrucción a la justicia.
La condena es por posar junto al cuerpo del joven con otros soldados, una foto de grupo que, según sus abogados, debía fortalecer el espíritu de equipo y la camaradería dentro de su unidad, pero que, según la acusación, podía perjudicar a las fuerzas armadas.
Miembro de los Navy SEAL, los famosos comandos especiales de la Armada estadounidense, Gallagher ha sido liberado porque la sentencia castiga el delito con un máximo de cuatro meses de prisión, pero ya ha pasado nueve bajo arresto en una base naval durante la investigación del caso.
“Viene a casa”, dijo uno de sus abogados, Timothy Parlatore, encantado, asegurando a la prensa al salir del tribunal que su cliente siempre había admitido haber tomado la fotografía.
Gallagher, que se enfrentaba a una petición de cadena perpetua, siempre ha negado las acusaciones en su contra. Sus abogados afirmaron a lo largo del juicio que había sido víctima de un montaje de sus subordinados, que querían que se marchara.
Los cargos en su contra se referían a su presencia en 2017 en Mosul, Irak, donde las tropas estadounidenses habían sido desplegadas junto con las fuerzas irakíes para retomar partes de la ciudad en manos de los terroristas del Califato Islámico.
Gallagher fue acusado de matar a un niño preso con varias puñaladas en el cuello y el pecho mientras recibía tratamiento.
Durante el juicio, otro SEAL de la Marina llamado al estrado para testificar, causó una sorpresa el 20 de junio al acusarse a sí mismo del asesinato del preso. Corey Scott dijo al tribunal que si Gallagher había apuñalado a la víctima, fue él mismo quien causó su muerte por asfixia al tapar el tubo insertado en la tráquea del hombre herido con su pulgar para ayudarlo a respirar.
Afirmó que quería liberar al prisionero de la tortura que, en su opinión, le infligirían los miembros de las fuerzas armadas irakíes.
Nunca antes Scott había asumiido la responsabilidad del asesinato cuando fue interrogado por los investigadores de la Marina, que mintió para encubrir a su jefe.
Scott fue uno de los testigos que obtuvo inmunidad judicial y por lo tanto no puede ser procesado por falso testimonio.
Como cualquier otro matón, Gallagher solía presumir del número de personas que había matado en las operaciones militares en las que había participado.
Algunos miembros del pelotón Alpha comandado por Gallagher estaban tan horrorizados por su comportamiento que habían manipulado su rifle de francotirador para hacerlo menos preciso y dispararon tiros de advertencia para ahuyentar a los civiles antes de que su jefe tuviera tiempo de disparar contra ellos.
A los ojos de muchos estadounidenses, Gallagher es un héroe de guerra injustamente perseguido. Su esposa y un grupo de parlamentarios han hecho campaña a favor de su liberación, una iniciativa transmitida por el popular canal de televisión Fox News.
El propio Trump mencionó la posibilidad de un indulto si era condenado.