Con una proyección de crecimiento del cuatro por ciento Bolivia se presenta hoy como el país con mejores perspectivas en América del Sur, para un año caracterizado por la desaceleración en las economías del área.
Así lo refleja el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2019, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), presentado en la sede de esa dependencia de las Naciones Unidas.
Según el informe, por áreas se prevé un crecimiento para América del Sur de 0,2 por ciento, América Central y México 2,9 y el Caribe 2,1 y en conjunto será del 0,5 por ciento, inferior al 0,9 de 2018.
En América del Sur, también presentarán crecimientos por encima del tres por ciento Perú (3,2) y Colombia (3,1), mientras en Centroamérica y México, que incluye a las naciones de habla hispana del Caribe, las proyecciones más altas corresponden a Dominicana (5,5), Panamá (4,9) y Honduras (3,5)
Según explicó Alicia Bárcena, las previsiones para los países del istmo alcanzan el 2,9 por ciento de crecimiento promedio, ayudado por los fuertes flujos de remesas del exterior y la caída de los precios del petróleo y alimentos, lo cual beneficia a esas naciones que son importadoras de esos renglones.
Mientras, en el Caribe anglo y francófono se prevén altos crecimientos en Dominica (9,9 por ciento), Antigua y Barbuda (5,9), Guyana (4,6), Granada (3,3) y Saint Kitts y Nevis (3,1), en lo que influyen las inversiones para la recuperación de esos países tras el paso de huracanes el pasado año.
No obstante, al presentar el estudio, Alicia Bércena, secretaria ejecutiva de la Cepal, advirtió que a diferencia de años anteriores, en 2019 la desaceleración será generalizada y afectará a 21 de los 33 países de América Latina y el Caribe.
Bárcena explicó que ello se debe a un menor dinamismo de la actividad económica y el comercio global; mayor volatilidad y fragilidad financiera y un aumento en las tensiones geopolíticas.
El informe refleja además niveles de ingresos insuficientes para cubrir los gastos, lo que aumenta el déficit y el endeudamiento en los últimos años, a lo que se suma una creciente volatilidad cambiaria y mayores depreciaciones en las monedas.
En consecuencia, los bancos centrales de la región dispondrán de un menor margen para profundizar políticas de estímulo a la demanda, a lo que se suman problemas estructurales que acentúan la vulnerabilidad, como exportaciones centradas en las materias primas y una baja productividad.