Ya desde por la mañana, la llegada de la carroña periodística hispánica delataba que no era un día normal en Altsasu y pese a las amenazas, el Ospa Eguna transcurrió en un ambiente festivo y reivindicativo, denunciando la militarización de la zona y las consecuencias de esta en forma de acoso torturas, palizas y atentados que vienen sufriendo los pueblos de Sakana.