Israel ha padecido un fracaso estratégico en la Guerra de Siria.

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Es muy curioso el comentario de esta mañana de Ehud Yaari, un analista israelí del Canal 2 de la televisión, reproducido en su página web.

Yaari confiesa que Israel ha sufrido “un fracaso estratégico” en la Guerra de Siria, subrayando que entre los dirigentes israelíes prevalece un sentimiento de “pesar” porque podrían haber derrocado antes a Bashar Al-Assad.

Tan importante como constatar la derrota es constatar la guerra que Israel ha estado llevando a cabo contra Siria y que hasta ahora había permanecido bien oculta a los ojos de casi todos. Nos habían contado que lo que había en Siria era una guerra “civil” pero no hay país que no se haya involucrado en ella.

Según Yaari la derrota es consecuencia -precisamente- de la “excesiva cautela” mantenida por Netanyahu y el jefe del Estado Mayor del ejército. Era posible acabar con Bashar Al-Assad “sin necesidad de enviar el ejército israelí a Damasco”, añade, aunque no concreta cómo hubiera sido posible.

Sin embargo, “en el Estado Mayor israelí hoy en día muchos lamentan haber elegido al diablo que conocemos, en lugar del diablo que no conocemos para gobernar Damasco”, como si el gobierno de Siria pudiera quedar en manos de los sionistas.

Hay un segundo fracaso, según el analista: los ataques militares lanzados por el ejército israelí sobre lo que, según él, son objetivos iraníes en Siria, no han impidido que Teherán establezca su presencia militar en el país árabe.

“Es lamentable que la Ministra de Defensa Naftali Bennett esté amenazando innecesariamente a los iraníes. Esto no añade nada al intento israelí de reducir la presencia de la Guardia Revolucionaria [iraní] en Siria, ya que sólo empuja a los iraníes a estudiar las formas de frenar o interrumpir los ataques israelíes”.

Yaari considera que su país debería tomar en serio la advertencia de Ali Akbar Velayati, asesor del dirigente iraní Ali Jamenei, de que Israel “se arrepentirá de sus acciones”. Irán podría lanzar un ataque “de represalia” contra Israel, similar al ataque exitoso llevado a cabo el 14 de septiembre contra las instalaciones de Aramco en el este de Arabia saudí, sin ninguna represalia.

Irán niega las acusaciones de Estados Unidos e Israel de estar involucrado en dicho ataque, que fue reivindicado por Ansarollah, es decir, por los huthíes, en Yemen. Sin embargo, el comentarista asegura que el ataque contra Aramco “fue llevado a cabo por Irán con 25 misiles de crucero y un dron, la mayoría de los cuales fueron lanzados desde una base dentro de su territorio”.

Destaca que Irán tiene la capacidad de llevar a cabo “un ataque similar, más modesto” contra Israel desde Siria e Irak y nadie sabe con certeza si el sistema de defensa aérea israelí será capaz de contrarrestar los misiles y drones, si el ataque se lleva a cabo.

“Israel no tiene otra opción que continuar e intensificar las operaciones contra la construcción de la maquinaria de guerra iraní en suelo sirio, y no se les debe permitir [a los iraníes] de ninguna manera convertir esta zona en un frente de combate, lo cual es una amenaza y una extensión geográfica del frente, con Hezbolah en el Líbano”, añade Yaari.

Por lo tanto, Israel no ha podido impedir que Irán “siga avanzando hacia Siria con misiles y aviones teledirigidos, instalaciones de inteligencia y milicias armadas”, dice.

“El intento de Israel de persuadir a Assad de que ya no necesita a los iraníes, porque ya no necesita su contribución a la lucha, no ha dado frutos”. Como prueba de ello el analista señala el ataque en la provincia  de Idleb: “En la batalla que se está librando actualmente en la gobernación de Idleb, por ejemplo, los iraníes no tienen un papel significativo, pero Assad tampoco está tratando de frenarlos”.

Otro fracaso israelí, según Yaari, es el llamamiento de Tel Aviv al Kremlin para que Irán saque sus fuerzas terrestres de Siria.

Israel e Irán están al borde del enfrentamiento, apunta Yaari, que romperá el actual patrón de guerra. “El presidente Trump y sus hombres ven estos desarrollos sin aportar mucho. Es cierto que los estadounidenses se están quedando al este del Éufrates y que hablar de abandonar a los kurdos es muy exagerado, pero al final Trump se ha quedado solo con Israel, ya sea frenando a Irán o aprendiendo a adaptarse a la aviación rusa al otro lado de la frontera”, concluye.

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