Donald Trump levanta la prohibición del uso de minas antipersona en el Ejército de EE.UU., lo que, según activistas, es una sentencia de muerte para los civiles.
“Esta política autorizará a los comandantes a emplear, en circunstancias excepcionales, minas antipersonales avanzadas y no permanentes diseñadas específicamente para reducir el daño no intencionado a los civiles y las fuerzas asociadas”, ha anunciado este viernes la Administración estadounidense, presidida por Donald Trump, en un comunicado.
Según la nota, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) ha alegado que tal restricción, establecida en 2014 por la Administración de Barack Obama (2009-2017), pondría a las fuerzas estadounidenses “en desventaja durante un conflicto”.
La explosión de una mina mata, hiere o mutila a una o más personas, a menudo niños, y causa consecuencias de por vida para los sobrevivientes y sus familias.
Al respecto, la directora de la organización Handicap International y premio Nobel de la Paz por su lucha contra las minas antipersona, Anne Hery, ha rechazado la iniciativa de Trump y ha avisado que el uso de estas minas es “una sentencia de muerte para los civiles”, además de calificar de “absurda” la idea de que estas llamadas minas “inteligentes” sean más seguras.
Asimismo, Jeff Abramson, miembro de Asociación de Control de Armas (ACA, por sus siglas en inglés), ve el nuevo paso estadounidense como un “error peligroso”, manifestando que las minas antipersona hieren de manera desproporcionada a los civiles que representan la gran mayoría de sus víctimas. “El mundo ha pasado la página de las minas antipersona. Estados Unidos debería hacer lo mismo”, ha señalado.
Trump ha revocado la decisión tomada por Obama de cumplir parcialmente con el Tratado de Prohibición de Minas Antipersona de Ottawa de 1997 con la excepción de la península de Corea. Más de 160 países del mundo son parte de la convención de Ottawa, que prohíbe el uso, almacenamiento, producción o transferencia de estos dispositivos que se entierran y explotan al pisarlos, sin embargo, Estados Unidos no es signatario de este tratado.
La decisión de Trump se aplica a un nuevo tipo de minas avanzadas, denominadas “no persistentes” que pueden ser usadas en cualquier parte del mundo, se activan de forma remota y se supone que se autodestruyen si no se usan después de cierto período de tiempo.
Conforme a Handicap International, desde el año 2014, el uso de minas ha crecido con el aumento de los ataques de los grupos terroristas. En 2017, al menos 7200 personas fueron asesinadas o heridos por estas armas.