Ayer se ha celebrado otro juicio farsa que pretende convertir en delito la libertad de expresión. Uno más que se suma a la larga lista, no olvidamos a nuestras hermanas del Santo Coño Insumiso, por citar uno de tantos. Y es que esa España franquista, apostólica y romana, se niega a soltar sus privilegios, controla mayormente los grandes medios de difusión, y que está firmemente asentada en las instituciones y en el poder: En el poder real, esos tres pilares que son la derecha franquista, cristofascista –que diría mi admirado Shangay Lily– la Iglesia, y la banca. Hablamos por supuesto del juicio a Willy Toledo celebrado esta mañana por atreverse a cagarse en Dios y en la Virgen en sus rrss. Una denuncia de Abogados Cristianos que jamás debería haber sido admitida a trámite.
Hay que preguntarse ¿qué legitimidad pueden tener esa Iglesia que denuncia a Willy Toledo por ejercer su derecho a la libertad de expresión, pero hace la vista gorda, oculta y protege la rampante pederastia, abusos y violaciones en su seno? O que considera que la pedofilia es preferible al aborto porque “no mata a nadie”. Una iglesia que sigue manteniendo que la homosexualidad es una enfermedad y, a través de su caterva de fundaciones, sindicatos y asociaciones, organiza cursos de lavado de cerebro para “curarla”.
Sin duda, como bien explica Shangay Lily: “Son los inventores de la norma represora; saben muy bien cómo utilizar los vericuetos legales para reprimir, someter, callar a sangre y fuego; es lo que llevan siglos haciendo.»
A Willy Toledo le piden pagar una multa durante 22 meses o si se niega tendría que cumplir 11 meses de cárcel por blasfemia. Y Willy, grande entre los grandes y un auténtico faro de lucidez denuncia la persecución policial y judicial de la que es objeto, y no sólo él sino otros artistas como Abel Azcona o Cesar Strawberry.
Paloma Linares @palomall
Fotos: Natacha A.G.A.
Toda mi solidaridad con Guillermo Toledo, aunque también debo añadir que defecarse en dios o en la virgen, con y sin mayúscula no sirve para nada. La «inutilidad» revolucionaria de la provocación no tiene sentido. Durante la guerra contra el franquismo sí era comprensible la quema de iglesias, conventos u otros edificios, aunque era reprobable desde el punto de vista histórico, arquitectónico y cultural.
Toledo saldrá absuelto, pero desde Cuba (donde la Virgen de Regla o la de la Caridad del Cobre son ídolos muy respetados) le digo que, incluso aquí, hay muchísimos ciudadanos/as que se sienten apenados por las expresiones del actor.
Un fraternal saludo de una militante agnóstica