En estos barrios, sin poder llevar ningún ingreso a sus casas, sin tener capacidad de ahorro (un tercio de los hogares españoles no puede afrontar gastos imprevistos), las familias están pasando literalmente hambre. De hecho, ya se avisaba en el informe Foessa de Cáritas que un porcentaje importante de familias andaluzas no podría soportar una crisis como la de 2008. 650 niños necesitaban de los comedores escolares para poder comer, y muchas familias tenían ya que elegir entre poner la comida y calentar su casa.
Estas familias no piden dinero, piden comida o bonos para canjearlos por alimentos en supermercados. El propio relator de la ONU Philip Alston que visitó estos barrios el pasado 31 de enero ya alertó de que la situación de estos barrios era de extrema pobreza, y según él «los beneficios de la recuperación económica han ido a parar en gran medida a las empresas y las personas más ricas«.
No sólo el Estado no interviene para socorrer a los hogares proletarios, si no que encima les envía el ejército para amedrentar a los vecinos de esos humildes barrios en una actitud propia de un Estado cada vez más abiertamente fascista.
Se impone un Estado de alarma (en la práctica, de Excepción) invocando a una emergencia sanitaria, apelando al “bien común”, pero se abandona a su suerte a millones de personas que no tienen trabajo y tienen que buscarse la vida en la calle.
La situación actual refleja a las claras el papel que juegan los Estados en la sociedad capitalista. Lo más urgente fue calmar a los mercados, es decir, a los inversores especuladores que parasitan la economía productiva. No les bastaron los primeros 120 mil millones anunciados por el BCE ni los 18 mil millones de moratoria fiscal a las empresas aprobada por el gobierno “socialista” de Pedro Sánchez.
Ha tenido que llegar una auténtica riada de millones de euros para calmarlos: la compra de 1,3 billones de euros por parte del BCE en compra de deuda soberana y empresarial, y los 200 mil millones más que movilizará el Estado español, el 20% del PIB.
A los mercados no les bastó con el “se hará lo que se pueda”, si no el “se hará lo que haga falta, cueste lo que cueste”.
Desde el Comité Provincial del PCOE en Sevilla denunciamos que este Estado de Excepción que impide la libre circulación de las personas, que prohíbe las reuniones, está provocando más miseria y hambre a aquellos que el Estado abandona a su suerte, mientras se pliega a los mercados dándole todo lo que piden para calmar su insaciable apetito, “cueste lo que cueste”.
Hacemos un llamamiento al pueblo trabajador a organizarse y estructurarse desde abajo, en cuanto sea posible para levantar su propio Estado obrero, que hará lo contrario que el Estado actual: sacrificar a los mercados en pos del “bien común” y en pos de la salud y bienestar de los pueblos.
Por el fin del ánimo de lucro que desmantela el sistema sanitario
Por el control de la economía en pos del “bien común”
Comité Provincial del PCOE en Sevilla