«Nuestra presencia militar, aunque pequeña, es importante para los cálculos generales. Por lo tanto, instamos al Congreso, al pueblo estadounidense, al presidente a mantener estas fuerzas, pero nuevamente esto no es Afganistán, esto no es Vietnam, esto no es un atolladero «, dijo Jeffrey el martes, durante un evento de video organizado por el Instituto Hudson.
Mi trabajo es convertirlo en un atolladero para los rusos.
La llegada de la fuerza expedicionaria rusa a fines de 2015, tras una invitación de Damasco, cambió el rumbo de la guerra en Siria. Con su ayuda, las fuerzas gubernamentales hicieron retroceder a los terroristas del Estado Islámico (ISIS, anteriormente ISIS) y otros militantes, incluidos los afiliados de Al-Qaeda, en múltiples frentes, y frustraron los planes de Estados Unidos para el cambio de régimen en Damasco.
Jeffrey admitió de mala gana que el ejército ruso ha tenido éxito en Siria, pero argumentó que «no tienen una solución política a sus problemas» con el presidente sirio Bashar Assad, y Estados Unidos tiene como objetivo ofrecer «un camino a seguir» a través de la ONU, presumiblemente refiriéndose a la Resolución 2254 que Washington ha interpretado durante mucho tiempo como «Assad debe irse
La admisión del enviado el martes está un paso más allá de sus comentarios a principios de marzo, cuando dijo a los periodistas en una conferencia telefónica que Estados Unidos tiene como objetivo «dificultar mucho» que Rusia ayude al gobierno sirio a lograr una victoria militar.
Si bien el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, rechazó repetidamente las intervenciones de construcción de la nación en el Medio Oriente y trató de retirar las tropas estadounidenses de Siria, Irak y Afganistán, se ha enfrentado repetidamente a la resistencia del Departamento de Estado y del Pentágono, aún establecido en la estrategia de la administración anterior de Cambio de regimén.
La mención de Jeffrey de un «atolladero» como Afganistán es particularmente ominosa, dado que eso es precisamente lo que hizo la administración Carter en 1978, apoyando encubiertamente a militantes islámicos en ese país para provocar una intervención soviética. Según el asesor de seguridad nacional de Carter, Zbigniew Brzezinski, esto se hizo para atraer a la URSS a su propia guerra costosa e interminable, como la que Estados Unidos experimentó en Vietnam
Brzezinski se jactó de su propio papel en esos esfuerzos, desestimando las consecuencias del terrorismo islamista que el conflicto generó como irrelevante en comparación con la victoria de Estados Unidos en la Guerra Fría, poco antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 desencadenaron una invasión estadounidense de Afganistán que la administración Trump está todavía luchando para sacar las tropas
