Especialistas en incendios forestales advirtieron este miércoles que existe evidencia de que “incendios zombis” esparcidos por el Ártico, que son restos de devastadoras llamas que ardieron el año pasado, pueden volver a activarse debido a una primavera particularmente cálida y seca, informa AFP.
“Hemos revisado observaciones satelitales de siniestros activos que sugieren que los ‘incendios zombis’ podrían haberse reavivado”, señaló Mark Parrington, científico del Servicio de Monitoreo Atmosférico de la Unión Europea. Los especialistas creen que los puntos críticos pueden estar concentrados en zonas que se vieron azotadas por incendios devastadores y de larga duración el verano pasado en Siberia y Alaska.
En vista de que el riesgo de fuego en bosques aumenta con el clima cálido y la baja humedad, es posible que este año se produzcan “incendios a gran escala y a largo plazo” una vez más. “Podemos ver un efecto acumulativo de la temporada de incendios del año pasado en el Ártico, que alimentará la próxima temporada”, afirmó Parrington.
Fuego remanente bajo tierra
Por su parte, Mike Waddington, especialista de la Universidad McMaster en Canadá, considera que en los últimos meses se ha registrado “un calor tremendo en el Ártico”, provocando sequía y dejando los suelos de turba “maduros para quemar”.
Waddington también explicó que un “incendio zombie” es principalmente fuego remanente que continúa ardiendo bajo tierra y luego se puede volver a encender en la superficie seca. Estas brasas ocultas en suelos orgánicos pueden estar encendidas por semanas, meses e incluso años.
Instituciones científicas de Alaska señalaron que los bomberos empezaron a notar que los incendios en algunos casos sobreviven incluso a los meses húmedos de invierno y arden lentamente para resurgir en primavera. Desde 2005 se han identificado 39 fenómenos de este tipo en la región.
Aunque los incendios en las zonas del Ártico no son un fenómeno inusual, en los últimos años estos se han incrementado producto del calentamiento global. Los expertos de la Organización Mundial de Meteorología calificaron los fenómenos de 2019 como un evento “sin precedentes”.