Hace algunos años el doctor Richard Horton, editor jefe de la revista de medicina The Lancet, cometió un verdadero sacrilegio al poner en duda la validez de una buena parte de las investigaciones científicas. Lo escribió en su propia revista (*), pero por razones obvias este tipo de publicaciones pasan muy desapercibidas porque la medicina sigue arrastrando su origen sagrado.
A los patanes no les gustarán las palabras de Horton: “Mucha de la literatura científica, tal vez la mitad, simplemente se falsifica. Está podrida por la naturaleza estrecha de las muestras estudiadas, los efectos observados virtualmente imperceptibles, los análisis exploratorios y protocolos experimentales inútiles y los conflictos de intereses flagrantes, que se suman a la obsesión por seguir las tendencias dudosas que están de moda en este momento. La ciencia ha dado un giro hacia la oscuridad”.
No se podría resumir mejor el estado ruinoso de la ciencia actual en muy diversos apartados, tanto más ruinoso cuanto más mediático resulta.
Hay que agradecer a Horton que no haga excepciones, ni siquiera consigo mismo, con los editores de las revistas científicas: “Nosotros ayudamos e instigamos los peores comportamientos. Nuestra aceptación del factor de impacto alimenta una competición malsana para ganar un lugar en unas pocas revistas. Nuestro amor por los ‘significados’ contamina la literatura con muchos cuentos de hadas estadísticos”.
Un dato significativo es que las distintas formas de corrupción o fraude científico son más frecuentes en las revistas calificadas como ”más prestigiosas” o de mayor impacto.
Las revistas médicas están controladas por los grupos de presión farmacéuticos. Los estudios que se presentan para su publicación ya no tienen ni siquiera la apariencia de trabajos científicos. En primera lectura es evidente que sus autores han logrado obtener resultados coherentes con una hipótesis dictada por las empresas que los financian.
Una de las muchas taras de las publicaciones científicas es la revisión por los pares, que está al servicio de los grupos de presión que, en la investigación médica, lo componen las grandes empresas farmacéuticas.
Es el servilismo del dinero, del que la investigación científica y médica no están exentos, lo que ha creado una situación que Horton califcó de “alarmante”. No se escapan ni los científicos, ni las publicaciones, ni las universidades, ni los laboratorios, ni los centros de investigación. El capitalismo lo está pudriendo absolutamente todo.
(*) http://www.thelancet.com/pdfs/journals/lancet/PIIS0140-6736%2815%2960696-1.pdf
Na saude como noutras disciplinas o paradigma científico está moribundo, estagnado, imerso em falsos postulados, e já não tem mais território para avançar. Já só patina sobre si próprio sem sair do lugar.
A necessidade de mudança de paradigma científico está ligada e conforma a nevessidade de substituição do capitalismo moribundo pelo comunismo. Sobrepor a civilização humana à barbárie capitalista.
Na disciplina da astronomia este beco sem saída é claro, com a distorção e orientação das descobertas factuais dirigidas para os mitos que sustentam uma ideologia “mágica” que serve a confusão ideologica da sociedade, desarma as pessoas pela ignorância e dá ao capitalismo uma sensação de controlo. Alguns destes mitos na astronomia são o bigbang, os buracos negros, a matéria escura, a expansão do universo, que são puras invenções do paradigma actual à espera de serem deitados para o lixo com a mudança de patadigma.
Na climatologia impera o mito do squecimento global antropogenico, na biologia o mito do homem como especie mais bem sucedida, na genética o mito dos genes comportamentais, e nas outras disciplinas outros mitos aguardam teimosamente a hora de ser despejados no lixo da pseudociencia.
É urgente substituir o capitalismo agonizante pelo comunismo e voltar a proporcionar à humanidade as vantagens do progresso cientifica em vez de perseguir os cientistas e investigadores que toparam com algum facto que não se encaixava no paradigma vigente. No caso da astrpnomia há o triste exemplo do afastamento do cientista americano Halton Arp que foi perseguido até fugir da america e acolhido no Max Plank na alemanha. Esta é a natureza violenta do capitalismo perante tudo que o ponha em causa, e como é evidente a ciência como leitora da realidade é perigosa para desmascarar o capitalismo, tem de ser domada e dominada dentro do actual paradigma mesmo que isso signifique subverter o seu caracter científico e transformar numa caricatura de magia e obscurantismo.