Un bofetón en la cara de los EEUU

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Darío Herchhoren.— Parece que el imperio no aprende. Sigue con sus viejas recetas para ahogar a cualquier pueblo que elige un camino independiente.

Ya en tiempos del nacimiento de la URSS en 1917, intervino contra la misma liderando con Gran Bretaña el grupo de países que intervinieron en la guerra civil que se desarrolló en el territorio soviético luego de la instalación del primer gobierno socialista del mundo. Había que acabar con los bolcheviques para que el mal ejemplo no se propagara como una mancha de aceite.

El imperio ayudó a la instauración del nazismo en Alemania, invirtiendo grandes sumas de dinero en la industria alemana, al igual que la Gran Bretaña de Churchill simpatizó con el fascismo italiano, y el mismo Churchill mantuvo una copiosa correspondencia con Mussolini.

Son famosas sus palabras cuando finalmente el nazismo atacó a la Unión Soviética diciendo que si Alemania iba ganando la guerra había que ayudar a la URSS, y si era al contrario estarían al lado de Alemania, con la intención de que se destruyeran mutuamente.

Pero las cosas no resultaron así. El nazismo fue derrotado, y en su lugar se crearon las democracias populares en el este de Europa.

Al finalizar la segunda guerra mundial, los EEUU jugaron la carta intervencionista en Corea, y lo único que consiguieron fue dividir a la península de Corea en dos estados.

En Vietnam les fue peor todavía, ya que entraron allí con la intención de reemplazar a los colonialistas franceses, y tuvieron que marcharse derrotados ante la resistencia de un pueblo inquebrantable, y como consecuencia de ello nación la República de Vietnam.

Ya más cerca, el imperio cosechó otra derrota en Cuba, perdió a Irán y a Venezuela y ahora se enfrenta a su ocaso definitivo intentando imponer otra vez más su política de intimidación y acoso contra esos pueblos.

Lo último ha sido la agresión contra Venezuela amenazándola con mandar una flota de guerra contra la misma con la única intención de hundir la revolución bolivariana, y sumergir en la miseria a su pueblo que está pasando muy malos momentos.

Ante esta nueva etapa en la agresión, Venezuela recurrió a la ayuda de Irán para abastecerse de combustibles, y ello generó nuevas amenazas, esta vez contra la nación persa intentando que sus buques tanque no lleguen a puertos venezolanos.

La valiente nación persa no se amilanó y envió a sus buques tanque devolviendo esas amenazas. Los petroleros iraníes llegaron a Venezuela, y los EEUU se tragaron sus amenazas. Sin duda se trata de un gran triunfo de los pueblos en su luche incesante contra un imperio viejo y enfermo.

Los EEUU ya solo pueden amenazar, y no están en condiciones de mantener al mundo en vilo. Su cuarto de hora ya ha pasado.

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