“Pese a lo que pueda decir la gente al respecto, o lo que puedan decir los de la izquierda, EE.UU. es un bastión de paz y libertad, y lo ha sido durante la mayor parte de mi vida”, dijo el miércoles el primer ministro británico, Boris Johnson, en una reunión virtual con Kirsty Blackman, una miembro del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés).
Estas declaraciones del premier británico se han producido en respuesta a la pregunta de Blackman sobre su opinión acerca del manejo del presidente estadounidense, Donald Trump, del movimiento antirracista Black Lives Matter (Las vidas negras importan), que se ha generalizado en los últimos días entre el pueblo norteamericano.
Las protestas comenzaron el 25 de mayo en varias ciudades de EE.UU. después de que el brutal asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un agente de la Policía de Mineápolis (estado de Minesota, norte) reavivara la ira del pueblo por los asesinatos de negros cometidos por agentes del orden y reabriera heridas profundas por la desigualdad racial presente en todo el país norteamericano.
Johnson, a pesar de considerar la muerte de Floyd un hecho “absolutamente terrible” y reiterar su apoyo al movimiento Black Lives Matter, agregó que Trump “es el presidente de EE.UU., el cual es nuestro aliado más importante en el mundo de hoy”.
Esto mientras que, a pesar de la brutal represión policial contra las movilizaciones realizadas por el empleo de la violencia de las fuerzas del orden público y la detención de cientos de manifestantes en varias ciudades del país norteamericano, se siguen realizando multitudinarias marchas en diferentes ciudades del país, en particular en Mineápolis, donde se produjo la muerte de Floyd.
Entretanto, Trump, conocido por su postura racista, avivó, a su vez, la llama de las protestas con su respuesta amenazante y dura a las manifestaciones, y por tachar de “matones” a los manifestantes y amenazar con emitir la orden de disparar si no cesaban las marchas, diciendo que sus fuerzas estaban listas para soltar a “los perros más salvajes” en medio de las acciones de protesta.
Sin embargo, las marchas se han extendido a todos los continentes, desde América hasta Europa y Asia. Los británicos indignados por la discriminación racial han destruido distintas estatuas de figuras que simbolizan el racismo, entre ellas la del expremier Winston Churchill.
La violencia policial es la sexta causa de muerte entre los jóvenes afrodescendientes en EE.UU. De acuerdo con un estudio elaborado por las universidades de Michigan, Rutgers y Washington, los afroamericanos tienen 2,5 veces más posibilidades de morir a manos de la Policía que los blancos. No obstante, el pueblo estadounidense, harto de la brutalidad policial, dice que el sistema está viciado, y que la única forma de arreglarlo es derribándolo y reconstruyéndolo con un enfoque en la comunidad.
