Después de diez días de enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, el alcalde de Seattle permite, como señal de “buena voluntad”, que los antifascistas se instalen en un barrio de la ciudad, Capitol Hill, donde han establecido una “zona autónoma”.
“Ahora estás abandonando Estados Unidos de América”. Es uno de los mensajes que bloquean la entrada a la “zona autónoma”, del este de Seattle. Tras las intensas protestas en la capital, los antifascistas se han asentado en el barrio. Entre las medidas de “buena voluntad”, la policía ha evacuado las calles e incluso la comisaría local. En su fachada, los manifestantes sustituyeron la palabra “policía” por la de ”pueblo”.
El alcalde de Seattle anunció que la policía había desalojado el barrio, donde se habían concentrado los enfrentamientos, para aliviar la presión. A partir de entonces, Capitol Hill es autónomo y la policía no hace acto de presencia.
Tras la entrega de la comisaría de la Zona Este a los antifascistas y la ocupación del Ayuntamiento, otras comisarías de la ciudad esperan ser los próximos en tener que desalojar.
Han establecido controles en los puntos de entrada, filtran a los que entran y prohíben el acceso a los medios de comunicación. Los antifascistas vigilan las calles armados. Hablan de crear su propia moneda y su propia bandera.
El Departamento de Policía de la capital se está planteando abandonar también la comisaría de la zona oeste, que alberga el centro de llamadas de emergencias.
Los vestíbulos de los edificios oficiales están cerrados y los funcionarios municipales están valorando la posibilidad de ceder otras zonas y edificios de la ciudad a los antifascistas.