Según ha informado este domingo la agencia oficial siria de noticias, SANA, al menos 35 vehículos blindados estadounidenses entraron el sábado por la noche a la provincia siria de Al-Hasaka (noreste), procedentes de Irak, a través del cruce fronterizo de Al-Walid.
El medio sirio, citando anónimamente fuentes locales, ha agregado que el citado convoy, equipado con suministros bélicos y logísticos, al ingresar a suelo sirio, se dirigió directamente hacia la ciudad de Al-Qamishli, rica en recursos petroleros.
Por su parte, fuentes del opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), han informado que decenas de camiones cisterna entraron ayer sábado a una zona petrolera controlada por las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), aliadas de Washington, en Al-Hasaka.
A pesar del rechazo del Gobierno y el pueblo sirios a la ilegal presencia de EE.UU. en su país, en los últimos meses Washington ha concentrado sus tropas y bases militares en el este y noreste de Siria bajo el pretexto de “proteger” los pozos de petróleo de los grupos terroristas.
Las agresiones y actos ilegales de EE.UU. en las mencionadas zonas han causado, además, una ola de indignación entre los lugareños, que en varias ocasiones se han sumado a las fuerzas del Ejército de Damasco y, arrojando piedras, han impedido el paso de esas fuerzas invasoras.
Siria, que no ha autorizado la presencia militar estadounidense en su territorio, denuncia que EE.UU. está “saqueando” su petróleo. Al respecto, Rusia ha revelado, mediante imágenes satelitales, la implicación de Washington en el contrabando del oro negro del país levantino.
Ante tal escenario, el presidente sirio, Bashar al-Asad, ha asegurado en más de una ocasión que, una vez se produzca la liberación de la provincia noroccidental de Idlib, considerada el último bastión de los terroristas en Siria, el Ejército de Damasco acabará con la ocupación estadounidense.
