Mientras las protestas antirracistas siguen a un ritmo imparable en EE.UU. tras prenderse la llama de las mismas a raíz del brutal asesinato del afrodescendiente George Floyd a manos de un policía blanco, un nuevo escándalo de brutalidad policial ve la luz.
Los hechos ocurrieron el 5 de abril de 2019, cuando varios agentes de la Policía de Atlanta detuvieron a un afroamericano, llamado Tyler Griffin, después de seguirlo en un automóvil sin luces ni sirena, “a cierta distancia”. Le rompieron el tobillo, lo hicieron caminar sobre él y luego se rieron cuando se puso a llorar, según recoge un comunicado emitido por los abogados de Griffin.
Como se puede observar en el vídeo que se ha hecho público, la Policía ordena a Griffin a salir de su vehículo y lo amenaza con una pistola mientras le pregunta qué ha hecho, declarando que la detención se realizó porque Griffin conducía en sentido contrario.
“Nos estamos riendo porque te caíste bastante fuerte después de empujar a un oficial. Me parece que es divertido… eres una niña tan pequeña en este momento”, dijo Donald Vickers, uno de los agentes implicados en lo sucedido, tras burlarse de las muestras de dolor de Griffin.
Uno de los abogados de Griffin, al describir a Vickers como “un oficial de policía en un viaje de poder”, confirmó que el agente cuenta con un largo historial de violaciones por recurrir al uso excesivo de la fuerza.
Además del vídeo, existen radiografías que ratifican que, debido a la lesión sufrida, Griffin tuvo que someterse a una operación, en la que le implantaron unas placas de metal.
La violencia policial hacia las minorías en EE.UU. no se limita a los casos de Floyd y Griffin, sino que se suman muchos más, como el del joven de ascendencia latina de 22 años, Sean Monterrosa, que fue asesinado el pasado 1 de junio por un agente del orden en la ciudad de Vallejo, en California, tras recibir cinco disparos en medio de las manifestaciones antirracistas.
