Ahora que la crisis del capitalismo global llega a su punto de no retorno, con la consecuencias trágicas para miles de millones de obreros, sea como sea, hay que parar el inminente estallido social o, al menos, intentar encauzarlo para que el vapor vaya saliendo ahí donde no le duele a la clase burguesa. Para eso, entre otras tantas herramientas, sirven los debates, ya sean televisivos, radiofónicos y ¿por qué no? en la ONU. En cualquier sitio y en cantidades necesarias, sustituyendo el debate al que deben acudir los obreros para comenzar a pensar en su futuro y en el futuro de sus hijos.