La policía ya no está sólo a disposición de los jueces y fiscales, sino también de los médicos.
El encarcelamiento ya no necesita delitos, ni juicios, ni abogados, ni pruebas. Lo ordenan los expertos en salud pública.
Los hospitales se han convertido en lugares de custodia de los reclusos. También están encerrando a los vecinos de bloques enteros en sus inmuebles y pronto harán lo mismo por barrios, calles, empresas o instituciones.
La condición de apestado es peor que la de criminal: no tiene ningún derecho.
Recientemente la Dirección General de Salud Pública ordenó a la policía el internamiento forzoso en régimen de aislamiento de un hombre que viajó a Ibiza, procedente de Barcelona, pocos días después de haber dado positivo en coronavirus en una prueba de PCR.
Tras la orden de detención y reclusión, el viernes la policía localizó al apestado en Ibiza y lo encerró al día siguiente en el hospital de Can Misses.
Al desafortunado le impusieron el 20 de junio la etiqueta de apestado, y los médicos le condenaron al castigo de arresto domiciliario.
El día 29 de junio se marchó de su domicilio en Barcelona y viajó a Ibiza.
Por si no tuvieran suficiente, la Dirección General de Salud Público le va a incoar un atestado por un delito contra la salud pública, el mismo por el que encarcelan a los narcotraficantes.
Además del apestado, ahora los médicos policiales han emprendido una investigación para conocer sus contactos y relaciones personales, que someterán al mismo protocolo de fascismo terapéutico.
https://www.niusdiario.es/sociedad/sanidad/internamiento-forzoso-hombre-positivo-coronavirus-viajo-barcelona-ibiza_18_2973345070.h