“En caso de estallar una guerra regional, Israel no estará a salvo de los duros golpes de la Resistencia y sus aliados que están desplegados en una vasta área estratégica y que son capaces de darles una respuesta dolorosa y fuerte”, advirtió el martes el ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, Hesham Sharaf.
Al respecto, señaló que cualquier acto contra El Líbano es igual a uno contra todo el eje de Resistencia, el cual incluye varios países y fuerzas en Asia Occidental.
Por todo ello, indicó que una nueva guerra regional les costará mucho a Israel y sus patrocinadores, pues “el régimen de Tel Aviv es consciente de que el impacto de tal conflicto pasará por El Líbano, Siria y sus países vecinos y se extenderá a las aguas regionales e internacionales”, avisó.
Saharaf, de este modo, repudió la peligrosa escalada militar del régimen de Israel en la frontera sureña de El Líbano. De hecho, el ejército israelí bombardeó el lunes con artillería un terreno fronterizo entre los territorios ocupados palestinos y El Líbano.
Posteriormente, el régimen de Tel Aviv proclamó haber frustrado “un intento de infiltración” del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) y una operación contra su ejército. Esta supuesta incursión, afirmaron los israelíes, respondía a la muerte de un miembro de esa organización en un anterior ataque aéreo israelí.
La Resistencia libanesa desmintió, no obstante, dichos infundios y los consideró “un intento por inventar falsas victorias”. Además, advirtió que la respuesta al asesinato de su combatiente está por venir.
Ante el temor por una venganza de Hezbolá, Israel ha puesto en máxima alerta a sus fuerzas y está aumentando su presencia militar en la zona fronteriza con El Líbano.
Por otro lado, el ejército israelí ha ordenado a sus fuerzas abstenerse de disparar a combatientes de Hezbolá, incluso si están armados, para evitar un conflicto con el movimiento libanés.