El martes, una explosión masiva sacudió Beirut, capital de El Líbano, donde murieron más de 100 personas y otras 5000 quedaron heridas. La explosión arrasó gran parte del puerto estratégico y dejó cientos de edificios en ruinas. De acuerdo con las conclusiones ofrecidas por las autoridades libanesas, el origen de la enorme explosión se debe a las 2750 toneladas de nitrato de amonio que fueron almacenadas en una bodega del puerto de la capital desde 2014.
Tras esta potente detonación, Irán expresó su solidaridad con el pueblo libanés y envió a El Líbano tres aviones cargados con ayuda humanitaria, que consisten en medicinas, insumos médicos y toneladas de alimentos.
Además del envío de la ayuda humanitaria, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán ha movilizado todas sus capacidades para ayudar a Beirut, asegurando que “no dejará solo a El Líbano en los momentos difíciles”.
En esta misma línea, la Cancillería iraní informó del envío de un hospital de campaña y medicamentos para poder mitigar los efectos de esta tragedia humana a la que se enfrentan en este momento los habitantes de Beirut.
Teherán, además de apoyar a Beirut tras la mortal explosión, pide que se levanten de inmediato todas las sanciones contra ese país, mientras que El Líbano se enfrenta a varios embargos, mayormente por parte de EE.UU., destinados a suscitar discordias entre los libaneses con miras a evitar la influencia del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).