El jefe de la Misión de las Naciones Unidas para Apoyar el Acuerdo de Al-Hudayda (UNMHA) en Yemen, el teniente general Abhijit Guha, expresó el martes su preocupación por una serie de ataques llevados a cabo por la llamada coalición liderada por Arabia Saudí, entre el 16 y 23 de agosto, contra el área residencial de Al-Arj, en la provincia de Al-Hudayda.
Guha señaló en un comunicado que los intensos combates que estallaron alrededor de la ciudad de Al-Hudayda el 27 de agosto, además de los “informes sobre el uso de bombas de racimo durante uno de estos ataques aéreos” generan mucha preocupación.
El responsable de alto rango de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) luego urgió a las partes involucradas en el conflicto de Yemen que detengan “cualquier medida que perjudique la implementación del acuerdo de Al-Hudayda”.
El jefe de la UNMHA en Yemen instó además a todas las partes en conflicto a “abstenerse de cualquier otra actividad que ponga en peligro la vida de los civiles en la provincia de Al-Hudayda”.
En diciembre de 2018, el movimiento popular de Yemen Ansarolá y las fuerzas leales al fugitivo expresidente Abdu Rabu Mansur Hadi, apoyadas por la coalición saudí, llegaron a un acuerdo para anunciar un alto el fuego en el puerto de Al-Hudayda.
Sin embargo, desde entonces Arabia Saudí y sus aliados han violado reiteradas veces la tregua, atacando zonas residenciales en esta provincia.
El 23 de agosto, una fuente oficial de Ansarolá anunció que la coalición agresora a Yemen había lanzado un ataque con bombas de racimo en una zona residencial en Al-Arj.
Desde que arrancó su campaña de bombardeos en Yemen en 2015, el régimen de Riad y sus aliados árabes han lanzado bombas de racimo, de fabricación estadounidense o británica, a pesar de su prohibición por la comunidad internacional.
La guerra ha dejado más de 100 000 muertos entre los yemeníes, según un informe publicado en noviembre pasado por el proyecto Datos sobre Localización y Acontecimientos de Conflictos Armados (Acled, por sus siglas en inglés), y ha provocado “la peor crisis humanitaria del mundo”, como advierte la ONU.
