“En realidad es una vista hermosa”, dijo Trump, en un acto de campaña celebrado el martes en Moon Township, en el estado de Pennsylvania, elogiando las acciones violentas de la Guardia Nacional contra los reporteros que cubren las protestas antirracistas.
El inquilino de la Casa Blanca se burló de los reporteros que fueron arrojados “como una bolsita de palomitas” mientras cubrían las protestas.
“Soy un reportero, soy un reportero. (…) Lo tiraron a un lado como si fuera una bolsita de palomitas”, se mofó, de este modo, del arresto violento de la periodista Josie Huang —que trabaja para la emisora KPCC y el portal de noticias LAist— la semana pasada en Los Ángeles, mientras la reportera cubría una protesta.
La Policía comunicó que Huang no se identificó como prensa; sin embargo, otros reporteros en la escena dijeron que ella estaba gritando su afiliación con la estación de radio.
Las protestas tras el asesinato policial del afrodescendiente George Floyd en Estados Unidos han desencadenado ataques violentos contra los civiles y periodistas por parte de la Policía estadounidense, que ha estado usando gases lacrimógenos, granadas y aerosoles de pimienta para reprimir a los manifestantes pacíficos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) han condenado el uso de la fuerza contra periodistas en EE.UU. durante las protestas, mientras la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha pedido a Trump medidas inmediatas para protegerlos.
En junio pasado, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció el “racismo estructural” y las “agresiones sin precedentes” de la Policía contra los periodistas en EE.UU.
Trump, no obstante, desde el comienzo de las protestas antirracistas, en lugar de apaciguarlas, las ha ido inflamando con medidas represivas, como cuando les amenazó con emitir una orden de tiroteo o soltar “perros feroces” en las marchas.