No hay podido ser y lo lamentamos de veras. El desfile militar no se celebra este año y no habrá manera de ver a la cabra legionaria, ni de saber por cuántos números fue contratado el paracaidista que quedó enganchado en un poste, para mayor gloria de todas las televisiones del mundo que, sin entender que era un número para aumentar la audiencia televisiva, se enfrascaron en un ataque sin precedentes al glorioso ejército español, se mofaron del arriesgado soldado patrio sin atender a razones.
El régimen celebra el 12 de octubre el descubrimiento de América, ahí es nada. Un armonioso encuentro entre la barbarie indígena y la intelectualidad de los conquistadores. No se hablará, por tanto, esta mañana en el Palacio Real ni de genocidio ni de rapiña porque esas cosas son pesimistas, malas ondas y rumorología bolchevique. Queda en el aire la posibilidad de que el mismísimo Juan Carlos, desde Abu Dabi se sume al sarao, apareciendo por videocamara y copa en mano, para brindar por la corona con los asistentes a tan señalado evento. Por contra (o no) sí estarán los ministros de Unidas Podemos para ver si desde Palacio encuentran una lugar más adecuado para asaltar los cielos.