El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró el jueves que su país no compraría la vacuna contra el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, de la empresa china Sinovac, CoronaVac, aunque cumpla con los requisitos de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), ya que no cree que “proporcione suficiente seguridad a la población”.
“China, lamentablemente, tiene mucho descrédito por parte de la población, sobre todo porque, como muchos dicen, este virus habría nacido allí”, dijo para argumentar su decisión.
La Anvisa, no obstante, emitió el viernes un comunicado, en el que autorizó la importación desde China de la vacuna potencial contra la pandemia.
La agencia reguladora de Brasil en materia de salud, en concreto, señaló que el Instituto Butantan en el estado brasileño de Sao Paulo puede importar 6 millones de dosis de la vacuna CoronaVac, si bien este no puede aplicarse a los brasileños, ya que aún no se ha aprobado localmente, agregó.
La nota rechaza cualquier “influencia externa” a favor o en contra de una vacuna u otra, y añade que no importa “el país de origen”, sino “la ciencia y el apego a la buena técnica”.
El comunicado salió a la luz, mientras Bolsonaro se ha convertido en objeto de críticas a nivel nacional por vetar la vacuna china tan solo por motivos políticos, electorales e ideológicos.
Esto mientras, Brasil sigue siendo el tercer país más azotado por el nuevo coronavirus en el mundo tras EE.UU. y La India. De acuerdo con datos del portal de estadísticas mundiales Worldmeters, hasta el momento, la pandemia ha dejado más de 157 000 fallecidos y más de 5 360 000 contagiados en el país suramericano.
Por todo ello, el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) pidió el jueves la destitución de Bolsonaro y le criticó por su “mayor irresponsabilidad”, al no permitir que “la población tenga la vacuna a su disposición”.
