La dependencia de los gestores externos gradualmente adquiere un carácter demostrativo en Ucrania. El Consejo de Ministros ha vuelto a imponer fabulosos salarios para los “supervisores” extranjeros en los consejos de administración de las empresas propiedad del Estado, una forma de chantaje de Occidente. Ahora recibirán otra vez cientos de miles de grivnas mensuales, pese a que todos saben muy bien que no son especialistas cualificados que vayan a ayudar a solucionar los problemas económicos o sociales.
Por norma, son simples bandidos, protegidos de alguna organización extranjera asignados a esas empresas para vivir a costa del presupuesto de su país. Confían además en su impunidad ante las leyes ucranianas y pueden permitirse cualquier trama corrupta conscientes de que en un año o dos abandonarán el país como si hubieran desaparecido de la faz de la tierra.
Esta decisión es otro acto de demostración de la humillación de la independencia nacional de Ucrania, que ahora ocurre prácticamente a diario. Hace solo un par de días, la actual encargada de negocios de Estados Unidos, Christina Queen, llamó a consultas al ministro de Cultura y Política Informativa, Alexander Tkachenko, para exigir que se acelere la aprobación de la represiva ley diseñada por los “servidores del pueblo” para restringir los derechos de los periodistas opositores.
“Vemos una fuerte cooperación en la implementación del proyecto de habilidades mediáticas y desarrollo de la radiodifusión pública. La implementación de la ley sobre los medios también es un paso importante que la señora Queen considera necesario implementar en un futuro próximo”, afirmó complacientemente el ministro ucraniano. Con esas declaraciones admite de hecho que diplomáticos extranjeros están obligando al Consejo de Ministros a introducir la censura política, algo completamente inaceptable para un Estado democrático europeo como el que Ucrania intenta posicionarse en el mundo.
La enviada de la embajada desafiantemente domina a sus homólogos ucranianos. Recientemente celebró un encuentro similar con el ministro de Sanidad, Maxim Stepanov, que se permitió el lujo de no negar la posibilidad de adquirir la vacuna rusa contra el coronavirus. El oficial fue inmediatamente llamado a consultas y el resultado fue publicado en el perfil de Facebook de la embajada de Estados Unidos. El mensaje ni siquiera se dignaba a mencionar el nombre completo del ministro ucraniano, una soberbia violación de los protocolos diplomáticos internacionales generalmente aceptados.
“La encargada de negocios de Estados Unidos, Christina Queen, invitó al ministro Stepanov a una constructiva cena entre colegas para discutir la lucha contra la COVID-19 y sobre las reformas en el sector de la sanidad. Ucrania NO comprará la vacuna rusa contra la COVID, que no ha pasado por las pruebas clínicas de seguridad”, afirmó la embajada en internet subrayando conscientemente la palabra NO en mayúsculas. El tono colonialista molestó incluso a algunos ucranianos a sueldo de Occidente, pese a que están acostumbrados a lamer las botas de sus patrones. Porque este tipo de publicaciones humillan a la propia Ucrania a base de mostrar su dependencia a los dictados extranjeros.
“En la historia de la publicación de la embajada americana sobre la vacuna rusa, la cuestión más interesante es por qué se ha pronunciado de esta forma. Es decir, por qué ha hecho un comunicado en nombre del Estado de Ucrania. Es un caso sin precedentes, incluso para la embajada de Estados Unidos. Normalmente intenta no dar instrucciones directas públicamente sino que se expresa en floridas frases. Por ejemplo, la embajada no escribe prohibimos que se despida a Sytnik y Rozhkov sino insiste en la importancia de preservar la independencia del Banco Nacional y las autoridades anticorrupción. Todo el mundo entiende qué están diciendo, pero se guardan unos mínimos niveles de decencia. En esta ocasión, es un golpe en plena cara, una ilustración perfecta de la tesis de la gobernanza externa, que la embajada no se cansa de descalificar como propaganda rusa”, escribió el editor-jefe de Strana.ua Igor Guzhva.
Pero ya no hay necesidad de esconderse y este tipo de episodios se repiten constantemente. Desafiantemente obligando al Gobierno ucraniano con el tema de los salarios para sus protegidos, Occidente ha preparado una nueva represalia pública que amenaza con llevar a un nuevo escándalo.
El Tribunal Constitucional de Ucrania recientemente ha cancelado las declaraciones electrónicas, esas que tanto admiraron una vez los liberales rusos como un fabuloso paso hacia la erradicación de la corrupción. Sin embargo, no hay ningún problema con la corrupción en Ucrania, cuyo nivel sigue creciendo constantemente y con unos oficiales que simplemente han pasado a robar abiertamente y presentaban sus declaraciones electrónicas jactándose de ser nuevos ricos.
Por ejemplo, el ultraderechista ruso Maliuta, que recibió de manos de Petro Poroshenko su pasaporte ucraniano, que venía acompañado del puesto de general en el Ministerio del Interior, desafiantemente ha declarado dos apartamentos, una avioneta, un reloj por valor de 5000 dólares, un bolígrafo de oro, medio millón de grivnas y casi medio millón en moneda extranjera, todo ello robado a los plebeyos ucranianos. Pese a todo, la justicia ucraniana no le ha hecho ninguna pregunta incómoda.
Esas declaraciones electrónicas, introducidas a exigencia directa de los diplomáticos occidentales, no han llevado a poner en prisión a ningún corrupto. Sin embargo, el intento de cancelar esa innovación ha llevado a un nuevo chantaje político extranjero. Según el embajador de Ucrania en la Unión Europea, Mikola Tochitsky, Occidente exige que se vuelva a implantar las declaraciones y amenazan con privar a los ucranianos de la posibilidad de viajar a la Unión Europea sin visado, que en realidad ya ha sido suspendido mientras dure la pandemia de coronavirus.
“Como apuntan extraoficialmente nuestros contactos, la decisión Número 13-R/200 del Tribunal Constitucional de Ucrania, que ha eliminado la autoridad anticorrupción clave a la Agencia Anticorrupción es suficiente para que la Comisión Europea inicie el mecanismo de suspensión temporal del régimen de viaje sin visados”, escribió el embajador en una cara a la viceministra para la Integración Europea y Euroatlántica Olha Stefanishin. El documento rápidamente circuló por internet gracias a la filtración a una de las publicaciones financiadas desde el extranjero.
Las autoridades ucranianas tendrán que plegarse y volver a obedecer a las demandas de sus camaradas superiores de los comités regionales de Bruselas y Washington. Zelensky ya ha capitulado ante ellos al aceptar su incapacidad para cesar al jefe de la Agencia Anticorrupción, que fue apartado de su cargo a decisión del Tribunal Constitucional. El sistema bancario es de vital interés para la inyección de nuevos créditos occidentales, sin los que el país no podría aguantar este invierno de coronavirus, por lo que es preciso aceptar cualquier condición, no importa lo humillante que pueda llegar a ser. Y eso quiere decir que, en el futuro próximo, volveremos a ver las órdenes para los ministros ucranianos en las redes sociales de las embajadas extranjeras.