“La confrontación militar se está extendiendo al ciberespacio y al espacio exterior. Como resultado, vemos crecientes riesgos de incidentes debido a la interferencia en los sistemas de mando y uso de armas nucleares”, afirmó el jueves el jefe del Estado Mayor General de Rusia, el general Valeri Guerásimov, durante una reunión con diplomáticos extranjeros en Moscú (capital rusa).
Luego de recordar que el próximo 5 de febrero expirará el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés), Guerásimov subrayó que después de esa fecha ni Rusia ni tampoco EE.UU. tendrán limitación alguna para desarrollar armamento de este tipo, en caso de que no se prolongue ese acuerdo bilateral.
El militar ruso describió esta situación como “complicada, pero superable” e indicó que, en esta condición, la disuasión nuclear sigue siendo “el elemento clave” del mantenimiento de la seguridad militar de Rusia.
En este sentido, explicó que Moscú sigue considerando su arsenal nuclear como un medio para disuadir a enemigos potenciales de lanzar una agresión contra Rusia; no obstante, aseguró que su país prioriza sus obligaciones bajo acuerdos internacionales de control de armas.
Ante el temor a los crecientes avances tecnológicos de Rusia y China en el área espacial, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el 18 de junio de 2018 a su Departamento de Defensa (el Pentágono) la creación de una Fuerza Espacial, que sería la sexta rama de las Fuerzas Armadas norteamericanas.
Moscú, por su parte, denuncia el plan de Washington para desplegar armas en el espacio y lo achaca al intento del país norteamericano por establecer su dominio militar y llevar a cabo operaciones militares, incluso en la órbita.
Mientras tanto, han aumentado los temores a una nueva carrera armamentista entre EE.UU. y Rusia, las dos potencias nucleares, después de la retirada en 2019 de Washington del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), que obligaba a las dos partes a eliminar todos los misiles, tanto nucleares como convencionales, que tuvieran un alcance de entre 500 y 1000 kilómetros —de corto alcance— y de entre 1000 y 5500 kilómetros —de medio alcance—.
Estados Unidos también se retiró el pasado mayo del Tratado de Cielos Abiertos —que autoriza a observadores militares a obtener imágenes de movimientos de tropas y buques en un vasto territorio—, en un acto “inaceptable” por Rusia.
Resulta prioritario sacar al Estado «español» de la «OTAN»