“La vacuna está en manos de los países poderosos y es un gran negocio para las empresas fabricantes, pueden ponerle cualquier precio a la vacuna”, dijo el lunes Ortega en un acto para conmemorar el 87 aniversario del asesinato del héroe nacional nicaragüense, el general Augusto C. Sandino.
De acuerdo con el mandatario, la vacuna es la única arma contra la pandemia, así que todo el mundo debe aplicarse la inyección y, para ello, los países en vías de desarrollo necesitan más ayuda internacional.
Ortega puso de relieve que La India y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han declarado su disposición a colaborar en la inmunización del pueblo nicaraguense, aunque no han garantizado que las vacunas lleguen a tiempo para evitar más contagios.
Esto, según el mandatario, porque “primero la están aplicando en países desarrollados, porque tienen más dinero para comprar y entre ellos mismos se la disputan”.
En enero, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, aseguró que el país tenía los fondos para comprar las dosis necesarias para vacunar a más de 3 732 000 personas, es decir el 55 % de la población en la primera fase, pero para inmunizar total, necesitan casi 115 millones de dólares.
Nicaragua se suma a los países que han denunciado la distribución injusta de la vacuna contra la COVID-19. México reclamó ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el acaparamiento de la inyección por parte de los países desarrollados, como EE.UU.
Desde que empezó la pandemia del nuevo coronavirus en diciembre de 2019 hasta el momento han muerto 172 personas en Nicaragua.