En las últimas 24 horas, 22 milicianos leales al expresidente fugitivo yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi, han perdido la vida en la ofensiva del Ejército yemení y los miembros del movimiento popular Ansarolá para recuperar el control de Marib.
Durante los sangrientos enfrentamientos, las fuerzas yemeníes abatieron a Naser al-Barhati, comandante de los mercenarios de Arabia Saudí.
El viernes, los combates entre las dos partes se saldaron con un total de 60 muertos, jornada que constituyó la más sangrienta desde que empezara la batalla, el 8 de febrero.
Asimismo, se confirmó la muerte del comandante de las fuerzas especiales de Mansur Hadi en Marib, el general de brigada Abdul Qani Shaalan, quien resultó gravemente herido durante las reyertas.
El Ejército yemení sigue con notables avances frente a los mercenarios saudíes en Marib, mientras la llamada coalición liderada por Riad no ha escatimado esfuerzos para evitar la liberación de la ciudad, e incluso ha transferido a miles de terroristas para defender su último bastión en el norte de Yemen.
Las fuerzas yemeníes han llegado a 7 kilómetros de Marib, tras haber podido tomar el control de la zona montañosa de Jabal al-Balq al-Qibli, un punto estratégico en la parte occidental de la ciudad, al mismo tiempo consiguieron otros avances en el noroeste y el suroeste de la ciudad.
Una victoria de las fuerzas yemeníes en Marib supondrá un duro golpe para la coalición saudí y sus mercenarios que están experimentando múltiples fracasos en todos los frentes tras la campaña de agresión que iniciaron desde marzo de 2015.
La batalla de las fuerzas yemeníes no se limita a Marib; el movimiento popular yemení Ansarolá ha prometido expulsar a todos los ocupantes de las provincias yemeníes.