Mediante un comunicado emitido el lunes, Al-Fath condenó el ataque estadounidense, del viernes, contra las instalaciones de las fuerzas que luchan contra los terroristas en el este de Siria, y remarcó que “la agresión de Estados Unidos en la frontera sirio-iraquí es un crimen que muestra que las fuerzas estadounidenses nunca cambiarán”.
La alianza iraquí señaló que el Gobierno de Irak debe tomar todas las medidas necesarias para proteger a los miembros de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), que forman parte de las Fuerzas Armadas de Irak y, para ello, enfatizó que no hay otra opción que expulsar a las tropas de la llamada coalición anti-Daesh, liderada por EE.UU., de Irak.
Al-Fath denunció también que la llamada coalición estadounidense ha cambiado su misión, pasando de la lucha contra el terrorismo a atacar a las fuerzas populares iraquíes, tal como revelan su ataque del viernes u otros en la región de Asia Occidental.
La agresión a la frontera sirio-iraquí fue el primer ataque ordenado por el presidente estadounidense, Joe Biden, desde que llegó al poder el pasado 20 de enero, lo que dejaría patente que la postura del nuevo inquilino de la Casa Blanca no difiere tanto de la de su antecesor, Donald Trump, respecto a Siria e Irak.
Entretanto, el portavoz de Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), John Kirby, alegó el viernes que las fuerzas estadounidenses mantuvieron cooperaciones de inteligencia con su contraparte iraquí, previo a la reciente agresión en el este de Siria.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Irak rechazó categóricamente haber hecho un “intercambio de información” con el Pentágono antes del ataque Siria, insistiendo, además, en que la colaboración de Bagdad con la llamada coalición antiterrorista, encabezada por Washington, se limita a las cooperaciones que tienen lugar dentro de su territorio.