Al grito de ¡Justicia!, miles de personas marcharon en la ciudad de Louisville (Kentucky), un año después del asesinato de Breonna Taylor, una joven afroamericana asesinada por la policía en su apartamento, por error.
Taylor murió a tiros el 13 de marzo del año pasado, cuando tres policías blancos irrumpieron en su apartamento para llevar a cabo una orden de registro presuntamente en busca de estupefacientes, que no encontraron. Los agentes realizaron hasta 32 disparos, seis balas alcanzaron a Taylor.
En aquella redada, arrestaron a la pareja de Taylor, que confundió con criminales a los agentes, que estaban vestidos de paisano, y hubo un intercambio de disparos. Después fue imputado con los cargos de asalto e intento de matar a policías, pero esa misma semana la fiscalía retiró los cargos.
Hasta ahora, ninguno de los tres agentes que irrumpieron en la casa ha sido imputado por el crimen. Una muestra de la impunidad policial reinante en los casos de asesinato de afroamericanos. Los datos indican en el 98 % de los casos, el agente responsable ni siquiera fue imputado y en menos del 0,3 %, hubo condenas.
Por ahora, la lucha contra la brutalidad racial continua y las protestas de este sábado no se limitaron a Louisville. Nueva York, Washington, Atlanta, Seattle, se unieron al reclamo de justicia, esta vez por Breonna Taylor.
