Para proteger y servir. Tal es el eslogan de muchos departamentos de policía en Estados Unidos. Sin embargo, la realidad apunta a lo contrario: para lastimar y matar.
Deborah, una mujer indigente de Miami, fue despertada a patadas por un grupo de policías que patrullaba el parque. El resultado del encuentro: una citación y la total impunidad de sus torturadores. Le rompieron los dientes y le dejaron el rostro hinchado a golpes.
La historia de Deborah se repite todos los días en diversos rincones del país, en algunos casos, las víctimas no viven para contarla. Una activista que pidió no ser identificada, afirma que el origen del abuso y impunidad corresponde al racismo institucionalizado que permea a los estamentos de las agencias del orden.
De ahí que un reporte de 188 páginas publicado por la Comisión Internacional de Investigación de Abusos Policiales y avalado por expertos en derechos humanos de 11 países afirma que los actos perpetrados por la policía estadounidense en contra de afroamericanos y otros grupos demográficos minoritarios equivalen a crímenes de lesa humanidad.
Criticar el fenómeno de la brutalidad policial estadounidense es también reconocer el asesinato, tortura, persecución y privación de libertad. Entre las recomendaciones del reporte se solicita la investigación inmediata de dichos casos en instancias de justicia internacional.
Marcelo Sánchez, Miami.