¿Llegará Rusia al Sahel en sustitución de las tropas francesas?

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En el Sahel, Francia quiere sustituir a las tropas de ocupación de la Operación Barjan por tropas europeas en otra operación militar, llamada Takuba, al tiempo que anima a Estados Unidos a intervenir para evitar que la región caiga bajo la influencia de Rusia y China.

Francia no llegó a Mali con el objetivo de “luchar contra el terrorismo yihadista” y tambpoco se retira porque haya fracaso en esa batalla. Trata de castigar al coronel golpista Assimi Goita, que derrocó al presidente interino cercano a París, Bah N’daw, que podría buscar apoyo militar en Rusia. Otra posibilidad es Argelia tenga que intervenir militarmente, en un momento en el que se enfrenta a un levantamiento popular interno.

Macron ha trazado su hoja de ruta para retirar sus tropas, pero se trata de una retirada limitada, tanto espacial como temporalmente, y en términos de número.

La retirada pretende aliviar la carga financiera francesa y reducir la pérdida de vidas, sin renunciar a la influencia de París en la región. La población francesa presiona para que retiren las tropas tras la muerte de más de 50 soldados desde 2013 y el gasto de unos mil millones de euros anuales.

La retirada parcial se centra en el cierre de las bases militares de Kidal, Tombuctú y Tessalit, en el norte de Malí, así como en la reducción de tropas de las 5.100 actuales a unas 2.500 ó 3.000.

Macron anunció la retirada durante una “cumbre virtual” celebrada el 9 de julio con los dirigentes de los Estados del Sahel. Mahamat Déby, jefe del Consejo Militar de Chad, que es el dirigente de facto del país tras el asesinato de su padre, Idriss Déby, expresó su descontento por las “provocaciones rusas” contra su país tras la entrada de soldados de la República Centroafricana en territorio chadiano.

Déby imputaba la acción a Rusia por la presencia de sus tropas en la República Centroafricana, que ha puesto en alerta a los títeres del imperialismo en el Sahel.

Las movilizaciones del domingo contra el pasaporte sanitario en varias ciudades francesas demuestran que Macron está contra las cuerdas, dentro y fuera de Francia. Los resultados de los sondeos de opinión publicados en enero muestran que el 51 por ciento de los franceses está en contra de la intervención militar en el Sahel, mientras que la tasa de los que apoyaban este enfoque ascendía al 73 por ciento en el momento del lanzamiento de la Operación Serval en 2013.

Macron tiene prisa por salir del atolladero. Quiere sacar a sus tropas del Sahel aunque no haya una operación militar alternativa que impida la llegada de los rusos. En cuanto París puso fin a la Operación Sangaris, los rusos llegaron a la República Centroafricana.

La Operación Takuba tiene que llenar el vacío en el Sahel, aunque Francia dejará 2.000 soldados de los cuerpos de élite sobre el terreno, a los que podrían añadirse unos 1.100 soldados estadounidenses que también desplegados en la región con el pretexto del yihadismo.

Pero el relevo no está nada claro. El gobierno de Londres no está dispuesto a intervenir en una región que siempre ha sido un coto francés. Estados Unidos quiere terminar una “guerra contra el terrorismo” que empezó hace dos décadas y no sabe cómo terminar.

Lo más probable es que los soldados europeos no se desplieguen sobre el terreno y se limiten a entrenar a las fuerzas locales, al igual que los estadounidenses, aparte del apoyo logístico y la inteligencia.

Argelia en el castillo de naipes del Sahel

La retirada francesa de los focos más calientes de tensión coloca al ejército maliense en una difícil situación de seguridad y le impone cargas adicionales que no puede abordar por sí mismo.

Las regiones de Kidal y Tessalit, próximas a las fronteras argelinas, así como la ciudad ancestral de los tuaregs, Tombuctú, sufren una marginación respecto a las ciudades del sur del país, de las que están separadas por el río Níger, que constituye una barrera natural.

A lo largo de las últimas décadas, el norte de Malí ha vivido una serie de rebeliones, durante las cuales Argelia ha desempeñado un papel fundamental para calmar la situación mediante negociaciones, las últimas de las cuales se vieron coronadas por los Acuerdos de Argel, firmados en 2015 bajo el patrocinio del país magrebí, entre los grupos armados tuaregs y el gobierno de Bamako. Sin embargo, estos Acuerdos no han sido respetados hasta ahora por la parte gubernamental, lo que amenaza con ver el colapso de los Acuerdos.

La retirada francesa del norte de Malí podría provocar un nuevo levantamiento de los tuaregs y del Azawad y el fracaso de los Acuerdos de Paz de Argel.

El ejército maliense ha tenido tradicionalmente dificultades para contrarrestar las rebeliones tuaregs, dadas sus limitadas capacidades, así como la vasta zona en la que se desarrollan los combates, junto con una baja densidad de población y la familiaridad de los rebeldes con el terreno accidentado de la zona.

Los grupos yihadistas armados podrían agruparse bajo la bandera del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM), bajo el mando de Iyad Ag Ghali, para aprovechar la retirada francesa y la debilidad del ejército maliense, así como la reanudación de la rebelión tuareg, para dominar de nuevo el norte de Malí, como ocurrió en 2012.

Esta situación podría llevar a Argelia, que cuenta con el ejército más fuerte de la región del Sahel, a intervenir militarmente para impedir la creación de un emirato yihadista en sus fronteras meridionales, según el escenario preferido por París, que no quiere seguir adelante con una guerra abierta contra el yihadismo luchando en nombre de los países de la región.

Durante los noventa el ejército argelino libró una guerra feroz contra los grupos armados y sabe que una guerra en el Sahel contra los yihadistas no puede ganarse sólo con la fuerza militar.

Incluso tras el secuestro de sus diplomáticos en la ciudad de Gao, en el norte de Malí, en 2012, y el ataque a las instalaciones petroquímicas en el sureste de Tigentourine, desde el norte de Malí, en 2013, Argelia no envió sus unidades a la región, alegando entonces que su constitución prohíbe al ejército luchar fuera de las fronteras del país.

Sin embargo, ese pretexto ya no es válido desde la modificación de la Constitución argelina por referéndum el año pasado. Es posible que Argelia sea uno de los países que envíe tropas a Mali a petición de francesa, en sustitución de Francia y a cambio de dinero francés.

Fuente: mpr21.info
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