Afganistán prometía ser una potencia mundial, y de los más avanzados países (ya lo era, de hecho) del “mundo islámico” en cuestiones democráticas en su etapa socialista, en la que trabajaban y bregaban sin descanso para dejar atrás la etapa feudalista y capitalista colonial. Pero entonces entraron los Estados Unidos de América “en escena” y financiaron y entrenaron a los talibanes como Osama Bin Laden para acabar “por la libertad” con ese intento popular de insumisión al imperialismo … Décadas después, aquí tenemos el resultado.
Kabul, capital afgana, cayendo en manos del yihadismo, cientos de miles de personas histéricas ante el horror que viven (y en el que ya vivían en muchas partes del Estado), hasta el punto de agarrarse a un avión en marcha y fallecer en ese intento desesperado de marcharse lejos del kaos, y el ejército de los Estados Unidos huyendo como ya hiciera en sus ataques imperialistas contra Vietnam y Corea.
Ahora Joe Biden, el nuevo genocida, sustituto del anterior genocida Donald Trump, dice aquello evidente de que “no estábamos allí para hacer de ese un Estado democrático”. Le faltó señalar que el control de la zona y los recursos que allí se genera también influyeron. Obvió decir que ese caos es producto del terrorismo imperialista estadounidense, también. Cuando su “libertad” es destrucción y expolio a ojos de una inmensa mayoría, prefieren mirar para otro lado y obviar “detalles”.
Y, cómo no, Macron, otro genocida abanderado de la criminalización y el hacinamiento en campos de concentración a personas migrantes, como vemos día trás día desde hace ya más de un año en Canarias, deja claro que la Unión Europea, esa serpiente venenosa y pusilánime en forma de organización de imposición imperialista, no piensa hacer más que encerrarse en sí misma y su patética endogamia racista y capitalista.
A todos ellos, desde el país canario, este humilde proletario les dice … ¡Váyanse al carajo, genocidas!. Váyanse al carajo, y desaparezcan de nuestras vidas. Ojalá pronto les hagamos pagar el daño y la miseria que infunden y los crímenes que cometen, y no vuelvan nunca más a tener poder alguno. Ojalá pronto acabemos con sus sistema de opresión del ser humano por el ser humano y de unos pueblos sobre otros. Son un cáncer para la sociedad, y deben ser estirpados pronto en forma de poder popular y emancipación nacional, como ya auguró Lenin en su día.
Abajo el asqueroso imperialismo capitalista y arriba d’ellos, como se dice en el país canario, con las soberanías nacionales y populares. ¡Los pueblos alzados contra los tiranos!
Alejandro José. Miembro del colectivo anticolonialista y socialista Ahul! – Juventudes Ahora Canarias.