El caso de Federico Martinón, coordinador del centro de la OMS en seguridad vacunal y jefe de pediatría del Hospital Universitario de Santiago de Compostela, ha vuelto a poner en evidencia las promiscuas relaciones entre las farmacéuticas y las autoridades sanitarias.
Martinón es pediatra, partidario de la vacunación obligatoria y es un intenso promotor a través de su cuenta de Twitter de la inoculación de las vacunas COVID en menores, destacando la fiabilidad de la vacuna de Janssen en la red social.
¡Buenas noticias! Aprobada la 4ª vacuna. Es de tipo vector (como la de Oxford-AstraZeneca, pero con Ad 26), y requiere solo una dosis. A partir de 18 años. EMA recommends COVID-19 Vaccine Janssen for authorisation in the EU | European Medicines Agency https://t.co/qJ54SBcRJO 1/x
— Federico Martinón-Torres (@fedemartinon) March 12, 2021
No es casualidad. El pasado mes de junio, la farmacéutica Janssen le hizo entrega de sus premios «Afectivo Efectivo» por «su entrega personal, su enorme empatía con los más pequeños y su exitosa trayectoria profesional internacional».
En la web de este premio no se cuantifica las cantidades que suponen la entrega de este premio, ya sea en dinero o en especie, pero esta circunstancia le ha valido a Martinon para ser la persona de referencia de varias televisiones.
Su presencia como miembro del Comité Asesor de Vacunas de la OMS es sin duda llamativo. Una publicación de Eldiario.es del año 2019 reveló que Martinón, junto a su compañera María Garcés, cobraron individualmente casi 100.000 y 36.000 euros cada uno de las compañías Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK), entre los años 2017 y 2018. Y lo siguen haciendo, porque el sistema sanitario está corrompido hasta la médula y las «puertas giratorias» están a la orden del día.