Las vacunas de Moderna fabricadas en España tienen ‘una sustancia que reacciona a los imanes’

Publicado:

Noticias populares

 

Alrededor de 1,6 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus de Moderna han sido retiradas en Japón debido a la contaminación reportada en algunos viales, dijo el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social la madrugada del jueves.

Varios centros de vacunación han informado que los viales de vacuna contenían materias extrañas, según un anuncio del ministerio, que agregó que buscará minimizar el impacto de la retirada en el programa de inoculación del país.

El ministerio dijo más tarde ese mismo día que la sustancia podía ser metálica y que «reacciona a los imanes», dijo un funcionario del ministerio.

Takeda Pharmaceutical se encarga de la distribución de la vacuna Moderna en Japón, pero las dosis habían sido fabricadas en España por la empresa Rovi.

Moderna, que cotiza en Nasdaq, confirmó haber recibido «varias quejas de material particulado» en viales de vacunas distribuidos en Japón, pero dijo que no había encontrado «problemas de seguridad o eficacia» relacionados con estos informes.

«La compañía está investigando los informes y sigue comprometida a trabajar de manera transparente y rápida con su socio, Takeda, así como con los reguladores, para abordar cualquier posible inquietud«, dijo un portavoz de Moderna a Nikkei, diciendo que la farmacéutica creía que era un «problema de fabricación» de la planta de Rovi en Granada.

El lote de la vacuna en cuestión y dos lotes adyacentes se han suspendido «por precaución», dijo el portavoz.

Fuente: Nikkei Asia

spot_img

1 COMENTARIO

  1. De acuerdo; pero, no es razón suficiente como para que, y no precisamente de puntillas, se pasa a sugerir incluso la maldad de toda vacunación. Por otra parte, todo producto farmacéutico lleva metales. Si saltáramos a la para-farmacia y reconocemos que las pastas dentífricas llevan microplásticos, ¿serïa suficiente como para denostar el lavado de dientes y boca?

Responder a Joseba Mirena Arenzana Villar Cancelar respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas noticias

Miguel Hernández… «Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye.»

«Ya sabéis, compañeros en penas, fatigas y anhelos, que la palabra homenaje huele a estatua de plaza pública y a vanidad burguesa. No creo que nadie entre nosotros haya tratado de homenajear a nadie de nosotros hoy, al reunirnos, en la sabrosa satisfacción de comer como en familia. Se trata de otra cosa. Y yo quiero que esta comida no dé motivo para pronunciar palabras de significación extraña de nuestro modo de ser revolucionario. Esta comida es justo premio a los muchos merecimientos hechos en su vida de espectro por uno de nosotros, durante los veinticinco días que ha conllevado consigo mismo, con la paciencia de un muerto efectivo, allá, en la ultratumba de esta cárcel. El hambre que he traído de aquella trasvida fantasmal a esta otra vida real de preso: el hambre que he traído, y que no se me va de mi naturaleza, bien merece el recibimiento del tamaño de una vaca: Eso sí; como poeta, he advertido la ausencia del laurel… en los condimentos. Por lo demás, el detalle del laurel no importa, ya que para mis sienes siempre preferiré unas nobles canas. Quedamos, pues, en que hoy me ha correspondido a mí ser pretexto para afirmar, sobre una sólida base alimenticia, nuestra necesidad de colaboración fraterna en todos los aspectos y desde todos los planos y arideces de nuestra vida. Hoy que pasa el pueblo, quien puede pasar, por el trance más delicado y difícil de su existencia, aunque también el más aleccionador y probatorio de su temple, quiero brindar con vosotros. Vamos a brindar por la felicidad de este pueblo: por aquello que más se aproxima a una felicidad colectiva. Ya sabéis. Es preciso que brindemos. Y no tenemos ni vino ni vaso. Pero, ahora, en este mismo instante, podemos levantar el puño, mentalmente, clandestinamente, y entrechocarlo. No hay vaso que pueda contener sin romperse la sola bebida que cabe en un puño: el odio. El odio desbordante que sentimos ante estos muros representantes de tanta injusticia: el odio que se derrama desde nuestros puños sobre estos muros: que se derramará. El odio que ilumina con su enérgica fuerza vital la frente y la mirada y los horizontes del trabajador. Pero, severamente, cuidaremos en nosotros que este odio no sea el del instinto y la pasión irrefrenada. Ese odio primigenio sólo conduce a la selva. Y nuestro odio no es el tigre que devasta: es el martillo que construye. Vamos, pues, a brindar». Miguel Hernández