Durante todo este tiempo, según informa este domingo el portal ruso de aviación Avia.Pro, los estadounidenses creían que estaban midiendo esos radares, un “hecho que indica una misión completamente fallida”.
Al respecto, ha explicado que los radares de los S-400 rusos operan en modo completamente pasivo, mientras que los sistemas S-300 activados en las bases militares rusas en el territorio sirio, como la base aérea de Hmeimim, en la provincia de Latakia (noroeste), la base naval de Tartus (oeste), y los sistemas desplegados en la base militar de la ciudad de Masyaf en Hama (centro-oeste), responden al acercamiento de aviones militares extranjeros.
“Según expertos, debido a las áreas ubicadas cerca de los sistemas de defensa aérea S-400 y S-300, el Ejército estadounidense intentó durante todo este tiempo recibir señales de los Triumph rusos, pero recibieron por error datos de sistemas de defensa aérea S-300, que se lanzaron en modo activo imitando el funcionamiento de los sistemas S-400”, subraya el informe mientras compara este suceso con situación similar que se registró en Crimea.
El portal ruso, citando a expertos, indica que el funcionamiento del S-400 en modo pasivo no significa en absoluto que el sistema no esté en alerta, y asevera que, en caso de amenazas reales, el complejo de defensa antiaérea pasará instantáneamente al modo activo.
Rusia hizo entrega de sus sistemas S-300 a Siria, en un intento para reforzar la capacidad de la defensa aérea del Ejército sirio ante los bombardeos enemigos, además de aumentar el nivel de seguridad de los militares rusos presentes en el país árabe.
El sistema de defensa aérea S-400 de Rusia, desplegado en 2015 en su base aérea de Hmeimim en Siria, puede apuntar a docenas de aviones enemigos simultáneamente a distancias de hasta 400 kilómetros, y es capaz de interceptar misiles a unos 120 kilómetros. Igualmente, sus misiles pueden viajar a mil metros por segundo y alcanzar objetivos de bajo vuelo a solo unos metros de altitud.